|
La Mujer Del Bombero
|
por David Yagüe
|
|
Ocurre pocas veces, pero cuando sucede parece establecerse una extraña comunión entre las páginas impresas de un libro y el alma del lector. En contadas ocasiones, como digo, las historias que leemos se transforman en nuestra propia vida, son sentimientos y vivencias que parecen estar sacadas de nuestra existencia o de las que nos rodean. Sólo puedo decir, que en mi caso, esa conexión se ha dado con los relatos que componen La Mujer Del Bombero de Richard Baush.
No conocía la obra de Baush cuando abrí la primera página del libro, pero sí que había llegado a mis oídos algo sobre su fama como escritor de relatos cortos. Estos diez pedazos de realidad nos hablan de la amistad, de las relaciones entre padres e hijos, entre parejas, nos habla de la vida y la muerte, de las miserias y las flaquezas, de los miedos y de las esperanzas, de la memoria y el presente. Pero para hablar de estos grandes temas universales, Baush no utiliza un lenguaje confuso y barroco, no se sirve de extrañas historias llenas de metáforas arcanas. Arranca del mundo real a unos personajes sencillos, humildes, pero que atesoran toda la maravillosa complejidad del ser humano, personas como usted o como yo, y los expone con un lenguaje sencillo, destinado para emocionar a todo tipo de lectores.
Mención aparte merece la rareza El Viejo Oeste en donde Bausch retoma a los personajes del western clásico de Raíces Profundas (Shane, 1953) para trasladarlos años después de los épicos hechos del filme y realizar una desencantada reflexión sobre la memoria, la leyenda y el mito del Salvaje Oeste.
Poco más les voy decir sobre los relatos de este libro. Prefiero que si les ha interesado este comentario descubran por ustedes mismos estas historias maravillosas y terriblemente humanas. Que junto a los protagonistas redescubran esas cosas que todos sabemos por obvias, pero que necesitamos que nos recuerden constantemente. Que sean conscientes de que no hay personas buenas o malas, mezquinas o generosas si no que todo esos atributos son partes del ser humano y que todas las personas somos buenas, malas, mezquinas, generosas, todo ello a la vez. Les invito, pues, a descubrir estos trozos de vida, llenos de dolor, amor, ternura, sueños rotos y pequeñas esperanzas.
|
|