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La Máscara Maya
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por Francisco J. Vázquez
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Unas extrañas inscripciones han aparecido en una zona conocida como El Petén, en la parte norte de Guatemala que, a su vez, forma parte de la península Mexicana de Yucatán. Se trata de unos jeroglíficos mayas de calidad excepcional, y sobre todo, situados en un oratorio en mitad de la selva que de no haber sido por el interés económico de unos chicleros que dieron con él por casualidad habría seguido oculto a ojos de los arqueólogos y de la propia historia.
El conjunto monumental descubierto en sí mismo no tiene apenas valor. Pero las inscripciones son cosa aparte. Ni su grado de conservación ni su claridad habían sido anteriormente observadas, y según los primeras traducciones apresuradas de las mismas sobre el terreno indican que son las precursoras de un elemento interesante que podría revolucionar la Arqueología. Se habla en ellas de una especie de presente, de un regalo de los dioses a los hombres, y los descubridores creen que en esas frases encontradas sobre los muros del oratorio está la clave de su localización.
El hallazgo es parte del trabajo conjunto del Museo de Louvre, de la Universidad Autónoma de México y de la de Guatemala. Así que a la vista de los resultados, se decide realizar una expedición de alto nivel para aclarar de quién son esas inscripciones y, especialmente, ratificar y buscar (si se diese el caso) ese singular presente al que hacen referencia.
Para llevar a buen término la misión el Louvre manda a una de sus más destacadas miembros: Nicole Pascal. Ésta es conservadora de Arte Antiguo y adscrita a la sección de egiptología de la entidad. No sabe mucho del mundo y la civilización Maya, pero es experta en jeroglíficos y tiene una intuición más que demostrada para desentrañar misterios de la historia. A fin de cuentas es lo más perecido a una Indiana Jones de nuestros días, y gracias a sus descubrimientos impresionantes en la Tierra de los Faraones hoy día es en Francia una de las caras más conocidas. No en vano tiene su propia sección en televisión. Es sin duda una persona inteligente, atractiva y dinámica que ha sabido encontrar un hueco para vivir de lo que más ama y la apasiona: la arqueología. Pero, ¿cómo se desenvolverá Pascal en un entorno tan inhóspito como la selva mexicana? ¿Tendrá su fama de reputada investigadora los mismos éxitos en una civilización tan desconocida como la Maya? Y especialmente, ¿Saldrá tan airosa en esta ocasión como en aventuras precedentes?
La Máscara Maya, de Juan Martorell, es una de esas obras que te engancha desde el mismo principio. Una novela de aventuras donde la historia, el amor, el peligro y las envidias se centran en recordarnos que la literatura no es más que un reflejo de lo que la propia vida puede ofrecernos. En esta novela el autor se vale de Nicole Pascal, la que fuera protagonista de su anterior gran éxito, Satanael, y que en este caso también convierte en eje principal de la historia. Una elección nada ocasional si se tiene en cuenta los buenos resultados y el buen juego que le dio en la ya mencionada Satanael.
La narración de Martorell, que la hace seguida y poco pausada, unido al fenomenal trabajo de investigación y documentación al que ha debido someterse para adaptar situaciones y personajes al entorno de la Civilización Maya hace que La Máscara Maya sea uno de esos libros que no nos pasan desapercibidos al correr el tiempo. Entretenido, ameno, rápido en muchos de su pasajes y muy docente, es sin duda una de esas obras que nos hará vivir las aventuras a la par que sus protagonistas, siendo los lectores partícipes de cada momento de tensión, de angustia, de emoción, de alegrías y decepciones... Va a sorprender a muchos.
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