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La Mano Izquierda de Dios
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por Leara Martell
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Bienvenidos al Santuario de los Redentores en Peña Shotover, donde redención hay poca, y santuario aún menos. Con una invitación así, ¿quién no estaría dispuesto a zambullirse de cabeza entre las páginas del libro? Más allá del Malpaís, en una fortificación casi inexpugnable y deliberadamente olvidada casi por el resto de la humanidad, viven los Redentores, monjes de fe recia y mirada estricta, hombres de honor y almas impolutas, siervos del altísimo y verdadero Dios… guerreros que entrenan niños en el arte de la guerra, que los arrancan de sus padres a la tierna edad de 5 años, que los condenan a una vida de hambre y degradación, de lecciones en forma de guantazos en la cara, patadas en las costillas, latigazos en la espalda… Y es que así hemos nacido todos, en pecado, y así hemos de morir, arrepentidos y denigrados.
¿Que cuántos niños viven así? Demasiados.
Thomas Cale es uno más de ellos, pero único en su especie. Es callado, arrogante, inteligente y pese a los verdugones de su espalda y el odio de sus ojos, a veces le queda hueco para la bondad. Un día, y como suele ocurrir en estos casos, se topa con una horrible verdad. Los hombres que tanto abogan por la pureza del espíritu, que cuelgan a niños inocentes sólo por dar una lección de corrección, son almas igual de corruptas o incluso más que el más cruel de los asesinos. Antes de que pueda evitarlo, Cale tiene que huir del Santuario si quiere conservar su vida. Junto a sus dos amigos, Henri el Impreciso y Kleist, y a Riba –la gordita, afable y curvada Riba -, Cale tendrá que emprender un viaje por el Malpaís para llegar a la ciudad de Menfis, el único sitio en el que cree que podrá estar a salvo de Bosco, un redentor con un interés en él que va más allá de la simple intención.
Desde que llegaron al Santuario, Cale, Henri y Kleist han sido entrenados como guerreros. Ganado que mandar dentro de unos años a luchar contra los infieles. Pero cuando los tres huyen, una persecución tras ellos desencadenará secretos, luchas, traiciones, amor.
Demasiado pequeños para comprender lo que estaba ocurriendo. Demasiado pequeños para saber que el mundo no se trataba de terrores a no despertar nunca más. Demasiado pequeños para imaginar que había abundancia tras los muros, bondad, calor, el sol…
La mano izquierda de Dios no es sólo un libro de fantasía como hacía tiempo que no leía, es una crítica, una moraleja escrita en cada página. La Iglesia queda en evidencia desde el principio al final. Intrigas, planes llevados a cabo durante años, secretos demasiado peligrosos para ser descubiertos, destinos forjados por poderes que van más allá del hombre mortal…
Thomas Cale, por sí mismo, se come él solo el libro. Un anti-héroe en toda regla. Es un asesino que ha nacido y ha crecido para ello. Es rápido y mortal. Un niño más peligro que cualquier veterano de batalla condecorad. No ha conocido más que miseria y odio y aún así, AÚN ASÍ, no puede evitar hacer lo correcto, aunque ni él mismo se de cuenta de que lo está haciendo.
Una novela llena de personajes secundarios masculinos dignos de cualquier buena novela fantástica. IdrisPukke, Henri, Kleist, Simon, Vipond, incluso el mismísimo Bosco, el orquestador de toda esta locura es fantástico. Maldad y bondad, día y noche, vida y muerte… La mano izquierda de Dios es más que un libro, es una enseñanza, es moralidad destruida y horas de suspiros y gritos de rabia.
¿Acaso creían de verdad que una vez que llegaran a Menfis todo iba a ser coser y cantar? ¿Qué iba a ser tan fácil huir de un Plan más importante que cualquier Destino? Menudos ilusos…
Paul Hoffman me ha dado una droga con la que calmar mi deseo de Fantasía y Calidad, y mucho me temo que voy a tener que esperar para mi siguiente dosis.
Conoced a Cale, amadlo, desead abrazarlo y consolarlo… Puede que luego nos vemos levantando nuestra propia revolución y luchando contra algo tan poderoso como el mismísimo Dios.
LO MEJOR: IdrisPukke, un personaje necesario en toda novela que se precie. La voz de la experiencia mezclada con soberbia e ironía, supervivencia. Y por supuesto Cale, un antihéroe muchísimo mejor incluso que Deadpool. LO PEOR: Los Materazzi en general, las mujeres materrazzi en particular y Arbell Cuello de Cine en particularísimo. No puedo con las que son como tú, bonita ¬¬.
Fuente: Be Literature
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