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La Iglesia Y Sus Demonios
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por Francisco J. Vázquez
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¿Existe realmente el Diablo? ¿Es producto sólo de la superchería, de la imaginación de los hombres para explicar los males que para ellos no tienen explicación? ¿Es acaso una invención producto de crear un antagonista necesario a la figura de un Dios todopoderoso que a veces nos falla? ¿O hay algo de cierto detrás de aquellos que afirman que el Príncipe de las Tinieblas camina entre nosotros?
La verdad es que yo no lo sé. Nunca me he considerado muy religioso y las implicaciones que la existencia o no de la figura del Maligno conllevarían daría para un sinfín de aceptaciones anteriores y posteriores que hoy por hoy ni siquiera me he planteado... Pero eso sí, faltaría a la verdad si dijese que después de leer el libro de la periodista Carmen Porter acerca de la figura de Satanás muchas dudas me han asaltado. Y es que un trabajo de investigación como el de "La Iglesia Y Sus Demonios", donde la documentación aportada por la autora resulta tan verosímil e impactante, puede suscitar preguntas del índole de la Fe al más confeso de los escépticos.
Aunque no es para menos, porque lo que nos vamos a encontrar en esta obra son casos estremecedores unos y sorprendentes otros que llevarán a los lectores de sobresalto en sobresalto, provocando efectos dispares en función del grado de Fe y creencia que posean. Lo único cierto, lo único evidente, es que no va a dejar a nadie de los que se adentren en las entrañas del libro indiferente a su contenido.
Y es que vivir, a través de lo escrito por Carmen Porter, un exorcismo en primera persona de una adolescente en el corazón mismo de nuestro país, cerca de Alcalá de Henares, y llevado a cabo por un sacerdote católico (de los pocos demonólogos habilitados por el mismísimo Vaticano) no es algo que uno pueda encontrarse habitualmente. El relato de la autora, que es testigo directo y está presente mientras se lleva a cabo, desmonta más de un mito literario y nos muestra una realidad difícil de asimilar por aquellos que sólo tienen como únicas referencias las que nos han legado algunos libros de terror o algunas películas. Dicen que la realidad supera con creces la ficción, y aquí, más que nunca, se cumple el dicho a la perfección.
Otro momento estelar de "La Iglesia Y Sus Demonios" es la entrevista que Porter realiza y reproduce con detalle del padre José Antonio Fortea, un exorcista auténtico y de reconocido prestigio en tales menesteres, que pese a que la primera impresión es la de ser un personaje sacado de algún relato de Poe o Lovecraft, resulta ser tan real como nosotros mismos. Enfundado en su sotana clásica y con un alzacuellos que realza su imagen sacerdotal, este peculiar párroco nos desvela en la entrevista algunos de los aspectos más lóbregos de su singular trabajo, y muchos de los momentos que más le han impactado.
Pero si hay algo por lo que el lector se dejará impresionar será por la cantidad de crímenes horribles y truculentos que han acontecido a la sombra de la figura terrorífica del Ser Supremo del Abismo. Unas veces en pos de su invocación, otras simplemente por supuestos designios del mismo que incitaron a personas de toda índole y condición a acabar con la vida de sus semejantes. Otras, simplemente, porque muchos creyeron que para salvar a alguien del Diablo lo mejor era someterlo a horribles torturas que ni el propio Lucifer habría imaginado... locos que pensaron que para salvar el alma de alguien había que hacer autenticas barbaridades. Esta parte si me ha llegado a inquietar, porque a veces los "salvadores" son más malos que los "propios malos"... una paradoja más de la religión de sus acólitos y de los que se erigen en pos de representantes de seres superiores.
"La Iglesia Y Sus Demonios" es un libro de los que no pueden faltar. Sinceramente creo que lo que nos aporta, aparte de los testimonios de lo que se mueve entorno a este singular personaje del Averno, es la evidencia de que el ser humano tiende a ser el peor de sus enemigos. Que la Maldad en sí no hay que buscarla fuera de nosotros (¿o sí?). Ya lo dice el dicho: "el Diablo sabe más por viejo que por Diablo". Y habría que añadir "...como los hombres".
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