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La Fiesta de Orfeo
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por Lucía Gil
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Hace unos días que terminé de leer La fiesta de Orfeo, del escritor y periodista Javier Márquez Sánchez y publicado por Almuzara, una novela que a lo largo de sus páginas hace constantes referencias cinematográficas y literarios como pueden ser a las historias del mítico Sherlock Holmes de Sir Arthur Conan Doyle. Si al lector, como a mí, le apasionan las novelas detectivescas encontrarán en esta obra la dosis perfecta de intriga y tensión.
En la historia se nos presentan desde un crimen dantesco, un gran detective que quiere resolverlo, un actor aprendiendo a asustar, a una película maldita por la que la gente mata. Con estos ingredientes, Javier Márquez Sánchez narra de una magistral manera esta novela de misterio, en la que homenajea a su vez a la mítica compañía cinematográfica Hammer Films y rinde tributo al cine de serie B.
Pero a diferencia de otras novelas de detectives, en La fiesta de Orfeo, su autor no pretende buscar a lo largo de sus páginas quien es el autor de los macabros crímenes, sino que nos conduce junto a sus protagonistas en la ardua tarea de evitar que se lleven a cabo más fechorías.
La historia comienza en Inglaterra, en el año 1956. En este momento el gobierno británico está desconcertado por los terribles sucesos que están acaeciendo en una aldea de la frontera escocesa y que el inspector de Scotland Yard Andrew Carmichael y su compañero, el detective harry Logan, están investigando. A la vez que estos buscan a quien es el culpable, el autor introduce en la historia un elemento llamativo y es que mientras tanto se está rodando una innovadora y truculenta adaptación de Frankestein, para volver a poner de moda el cine de terror. Con el fin de relanzar el género, la compañía cinematográfica Hammer Films contrata al actor Peter Cushing, y para que prepare su papel le encargan que haga uso de especialistas para profundizar en las raíces del miedo humano.
De este modo, ambas historias se entremezclan en La fiesta de Orfeo creando la atmósfera perfecta para engachar al lector desde la primera a la última línea, como pocas novelas logran.
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