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| La Arquitectura Sagrada De Washington
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| por Francisco Contreras Gil
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¿Fue diseñada y construida la capital de Estados Unidos por arquitectos masones que seguían un plan secreto? ¿Qué papel representan los más de mil símbolos zodiacales y planetarios repartidos por Washington? ¿Podemos afirmar que sus tres edificios más emblemáticos -el Capitolio, la Casa Blanca y el monumento a Washington- establecen una unión entre el cielo y la tierra? ¿Por qué Washington se ha convertido en la ciudad más rica del mundo en cuestión de símbolos lapidarios arcanos?
La arquitectura sagrada de Washintgon escrito por David Ovason y publicado por Mr Ediciones es una obra excepcionalmente documentada que aborda la posible planificación masónica para diseñar la ciudad norteamericana. Una fascinante tesis que plantea a Wahington como una 'ciudad de las estrellas' y donde se demuestra que en la urbe existen más de treinta zodiacos cuya orientación tienen un significado muy significativo.
David Ovason -quien lleva dedicado al estudio de la astrología más de una década y es autor de obras como Los secretos de Nostradamus y Nostradamus: Prophecies for America- halló las influencias masónicas en la arquitectura y el trazado de la metrópolis estadounidense y fue uniendo los puntos. El resultado de la unión de los mismos es el descubrimiento de que los tres edificios principales -el Capitolio, la Casa Blanca y el monumento a Washington- establecen una unión entre el cielo y la tierra. La pregunta es ¿por qué?
El significado profundo del simbolismo zodiacal, que se extiende por todo Washington D. C., es tan sutil que ha permanecido oculto hasta hoy, secretamente conservado en zodiacos de mármol, escayola, hormigón, cristal y pintura, incrustados a ojos de no iniciados en la capital.
¿Es posible que estos zodiacos se hayan colocado donde están para recordar a los que dirigen Estados Unidos que el mundo espiritual, simbolizando por la luz de las estrellas, nos rodea por todas partes y no se puede prescindir de él impunemente?
Lo cierto es que el 13 de octubre de 1972, a mediodía, se colocó la primera piedra de la Casa Blanca. La ceremonia fue oficiada por el hermano Casaneva, Maestro de la logia número 9. El 18 de septiembre de 1793, George Washington -durante el acto fundacional del Capitolio-, junto con el Gran Maestro masón Joseph Clark y tres maestros venerables de las logias, descendió a la zanja en la que se había puesto la piedra angular para depositar en ella grano, vino y aceite. A continuación, toda la congregación se unió en oración, seguida por cánticos masónicos y una salva de artillería...
El ritual había comenzado.
Lo que el lector encontrará a lo largo de las quinientas treinta y dos páginas que componen este magistral ensayo -ilustrado con más de cien imágenes- no es sino una sobrecogedora y ambiciosa obra de investigación con un análisis que no deja indiferente. Un trabajo, detectivesco, que le conducirá a contemplar la ciudad en la cual se gesta la política del mundo desde otra perspectiva. Con los ojos del espíritu.
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