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| Imitador de Cristo
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| por Francisco J. Vázquez
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Cuando uno se adentra en libros como el que hoy nos ocupa, donde nos encontramos no con trazos novelescos, sino con plasmación de sentimientos, nos damos cuenta de lo valiosos que pueden llegar a ser desde el punto de vista humano. Y es que los diarios son lo más personal que alguien puede llegar mostrar a otro, porque cuando se escriben no se piensa en publicar, sino en intentar plasmar para no olvidar. Y a veces, quizá por esa libertad que nos da el no sentirnos presionados, el saber que sólo nosotros somos los que nos vamos a enfrentar con nuestros miedos, con nuestras alegrias o con nuestro destino, hace que nos sintamos también más inspirados, y relatemos cosas que, en circunstancias normales, no nos atreveríamos a comentar.
En IMITADOR DE CRISTO ocurre eso. Es la obra de un sacerdote, de los recuerdos de toda una vida que han quedado plasmados en cuartillas, olvidadas en un cajón, hasta que alguien las recupera y las pone al escrutinio del gran público. Y lo que nos muestra es un trozo enorme y apasionante de nuestra propia Historia, pues en las vivencias de este cura se rememoran datos que sólo la propia experiencia puede reflejar: sucesos de la guerra civil, formas de vida antes, durante y después de ella, cómo es la vida en un seminario, cómo se enfrenta una persona como el autor a acontecimeintos traumáticos como la muerte de un ser querido... En fin, IMITADOR DE CRISTO es lo más parecido a una amalgama de situaciones, bien estructuradas y delimitadas, que ponen de manifiesto que todos sufrimos y queremos, y que sólo las visicitudes de nuestro camino en la vida es la que depara la forma y el modo de hacerlo.
Hay ocasiones en las que las vivencias de un hombre nos llegan como propias: el sentimiento, el dolor, el desconcierto o las alegrías y tristezas son, al fin y al cabo, rasgos humanos que nos caracterizan a todos. Sin embargo, pocas veces un libro como el del Padre Albert Gasulla puede ahondar tanto en el interior de nuestra alma... Y en IMITADOR DE CRISTO ocurre.
Éste es un libro entrañable y cercano, no entra en tópicos y, sobre todo, es fundamental resaltar que no es un texto religioso. Lo que ahí se oculta es, simple y llanamente, lo más profundo de un hombre que, como se dice en la obra, 'es un original diario de un hombre que soñó con una vida contemplativa, pero al que Dios tenía preparado otro destino'.
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