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Hijos de Caín: El Despertar del Fénix
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por Leara Martell
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En este mundo literario sobreexplotado de vampiros, hombres lobos y seres mitológicos de hormonas desatadas en el que nos encontramos hoy en día, Hijos de Caín, es ese soplo de aire fresco que más de una estábamos esperando impaciente que nos llegara.
Vampiros en Madrid, Segovia y quién sabe en que punto de la geografía ibérica más. Hombres tan hermosos como sobrenaturales, de ojos violetas y poderes más allá de la imaginación. Una vuelta a los orígenes verdaderos del vampirismo, donde se muerde, se desgarra, se siente y se vive a través del placer y el éxtasis que ofrece la sangre. Miguel Aguirre es un policía de la capital que de la noche a la mañana, se ve envuelto en una serie de crímenes cuyas víctimas acaban siempre desangradas. Inmiscuyéndose demasiado, Aguirre acaba convertido en aquello que siempre ha detestado: un monstruo sediento, un asesino… Pero la diosa Fortuna aún le tiene preparada más de una sorpresa.
Los Nómadas son un grupo de hombres libres, humanos, que han dedicado su vida a luchar contra el mal reencarnado que son los bebedores de sangre, mientras nuestros hijos duermen tranquilos al caer el sol. El destino de ambos, Nómadas y vampiro quedará unido por un libro y una vieja profecía que clama la llegada de un campeón entre los hijos de la noche. Un mago. Un ser poderoso. Un FÉNIX.
Pero la sed de venganza de Aguirre quizás sea demasiado profunda como para que el hombre pueda tener la mente clara cuando tenga que enfrentarse a su padre y creador.
Un libro fugaz y rápido. Un bocado que se disfruta con cada sabor, pero que se acaba demasiado pronto. No hay que irse muy lejos para que una trama nos atraiga y suene exótica.
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