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Et In Arcadia Ego
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por Ignacio Bermúdez De Castro
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ET IN ARCADIA EGO es un libro sorprendente. Los trece relatos que lo componen se originan en una misma idea, la que el pintor del barroco italiano Il Guercino (El bizco) plasmó en el cuadro homónimo que realizó en el siglo XVII por encargo de la Iglesia para aguarnos la fiesta y recordarnos nuestro final. Es la muerte en primera persona, la que nos toca a todos y que nos va a coger, por sorpresa o de manera previsible, para arrancarnos de este mundo. Porque es aquí donde están los paraísos infames con los que el autor subtitula su obra.
Según vamos leyendo los relatos, vamos siendo más conscientes de ese nexo común que nos anuncia su destino. En alguno de ellos está bien claro desde el principio, pero aunque sepamos a donde vamos no conocemos lo que hay por el camino. Y, en aquellos momentos en los que ya adivinamos el desenlace, aparece nuestra resistencia, que quiere desafiar a toda lógica para aferrarse a la vida. Porque ésos son los sentimientos que provoca su lectura. Uno entra en sus mundos sin introducciones de ningún tipo, como quien se asoma por una ventana a esas vidas, que no le serán ajenas, y queda atrapado en la misma situación con ellas.
Por eso cualquier revelación de sus tramas sería traicionar al libro y a sus lectores pero no se trata de un trasunto de la Arcadia bucólica ni hay pastores, ni reina siempre la felicidad y el jolgorio. Los lugares son los de esta misma tierra que habitamos, pero que aún no conocemos porque nunca acabaremos de conocerla. Por eso queremos seguir viviendo y seguir leyendo. Cada relato está escrito como si fuera el único. No se repiten ni escenarios ni personajes y eso permite disfrutarlos por separado. Son, además, muy diferentes entre sí, en tono, en contenido y en estilo, y éste se adecua a la voz de cada personaje, marcado por diferentes entornos y variaciones lingüísticas.
Es un libro de escritura reciente, recientísima, pero lo que nos cuenta es intemporal. La mayoría de las historias no están marcadas por ninguna fecha, aunque éstas casi siempre las podamos situar en nuestro presente y las que se desarrollan en otras épocas son fáciles de localizar. Y su escuela es también intemporal porque no sigue modas imperantes ni fórmulas comerciales. Es una obra inclasificable que continúa, con éxito, la tradición de la narración corta, pero intensa, con una mezcla de mundos creados por la imaginación con otros que surgen de la experiencia propia de un autor que tenía mucho recorrido antes de escribir el que es su primer libro. Hay búsqueda formal, en la que también se pretende la participación del lector para no ceñirse a los códigos de la narrativa convencional, y hay búsqueda interior que se expresa mediante las acciones y crisis de sus personajes y por el contraste de sus situaciones y de las diferentes interpretaciones de la realidad. El resultado es un hallazgo en el que cada relato merece un comentario aparte. |
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