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En un Rincón del Alma
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por María Dolores García Pastor
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Para ser del todo sincera he de decir que lo que me atrajo de este libro fue su portada. También es verdad que había oído hablar de la autora y tenía muchas ganas de leerla. Así que cuando En un rincón del alma llegó a mis manos dejé todas las lecturas que tenía empezadas para echarle un vistazo a este libro. La intención era hojearlo un poquito, tantearlo… pero rápidamente me enganchó y no pude dejar de leerlo hasta que dos días después de haberlo comenzado cerré su última página con incipientes lágrimas en los ojos.
Y es que En un rincón del alma atrapa. El estilo ágil y la prosa sencilla de su autora hacen que las páginas fluyan. Pero ojo, cuando digo sencillez me refiero a que Antonia J. Corrales no escribe para demostrarle al mundo lo bien que sabe escribir, para lucirse con palabras cultas y rimbombantes, y eso requiere un importante trabajo que no se ve pero que está ahí. Esta escritora quiere contar historias, contagiarnos con las sensaciones y los sentimientos de su protagonista y es eso lo que consigue. La historia de Jimena es una historia sencilla, también, sin grandes pretensiones, y eso la hace ser universal, ya que es la de tantas y tantas mujeres que se sentirán identificadas con el personaje.
Porque la protagonista de este libro podría ser cualquiera de nosotras. Una mujer que vive el desarraigo familiar causado por una madre poco afectuosa, varios hermanos entre los que desaparece difuminada y la muerte del padre. De ahí a una relación en la que nunca se sentirá valorada y en la que acabará convertida en la mujer que hay detrás del gran hombre, la que permanece en la sombra. Jimena busca su identidad y su lugar en el mundo y la acaba encontrando cuando huye de todo lo que, de alguna manera, las circunstancias, los demás o su propio dejarse llevar le han impuesto.
Pero este libro también nos habla de complicidad femenina. De soledades compartidas. Al mismo tiempo es una llamada de atención sobre la violencia de género. Y detrás de todo ello, o por encima, sobrevolando toda la trama de estas cartas tan personales que la protagonista dirige a su madre, la figura del paraguas rojo simbolizando la protección y el cobijo, la mano amiga que nos rescata de la soledad y, aún no estando presente, nos hace saber que estamos bajo su amparo.
Además del estilo de la escritora está claro que la lectura se vuelve muy ágil gracias a la cortísima extensión de los capítulos de este libro. Por otra parte, el hecho de que todo esté contado en primera persona hace que la sensación de intimidad con la protagonista, de cercanía con ella sea mayor. Es como si Jimena nos estuviera contando su historia sólo a nosotras. Lo dicho, lectores y lectoras, ándense con ojo que este libro engancha.
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