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Emigrados En Londres
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por Ana Cordón
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EMIGRADOS EN LONDRES es un libro que cumple, a mi entender, dos funciones: la primera de todas, entretener, como buena lectura que es, dado que los 11 relatos cortos de que se compone son emotivos, interesantes y muy cercanos. La siguiente función, y yo diría que la más importante, es sumergir al lector en el fenómeno de la inmigración. Nos recuerda que todos podemos ser emigrantes. Que no sólo es emigrante el subsahariano que tristemente es noticia todos los días en los telediarios. Emigrante es también aquel ciudadano de un país desarrollado que cambia radicalmente su lugar de origen, sus paisajes, su lengua y sus costumbres para ganarse un futuro mejor. Tan solo se pueden sentir el uno como el otro. Nosotros también podemos ser inmigrantes en Londres o en Berlín. Y nos lo demuestran los relatos que el autor, Xesús Fraga, tan sabiamente ha ido tejiendo acerca de personas normales, personas sencillas que se trasladan a Londres, esa gran urbe tan diferente a otras ciudades europeas, para trabajar o estudiar, y van descubriendo las maravillas de la ciudad al mismo tiempo que superan las dificultades de sobrevivir allí sin mucho dinero, sin entender demasiado… y sintiéndose inevitablemente ajenos a esa sociedad que los rodea. Muchos de los personajes vienen de un pequeño pueblo de Galicia, (no sabemos si este detalle es autobiográfico) y es muy llamativo el contraste entre su anterior vida y la actual.
Especialmente brillantes y recomendables son los capítulos 2-K, ESTILO SALVAJE, DOMINGO DE PROMESAS o PURASANGRES DE EPSON. Sobre todo, DOMINGO DE PROMESAS: parece una poesía de contraste entre una serie de personas que celebran acontecimientos sobre un barco en el Tamesis, con la tranquilidad y seguridad que da, por un lado el dinero y por otro el estar en tu ciudad de toda la vida, con la chica que toca música para ellos y que en cuanto llega a su casa lo primero que hace es llamar para saber si ha acertado la quiniela que la podría hacer rica y que cambiaría su vida para siempre.
En resumidas cuentas, es un libro muy gratificante, que no sólo te ayuda a entender el extraño sentimiento de soledad y melancolía de aquellas personas que por gusto o necesidad han tenido que emigrar a otro lugar, sino que te contagia el deseo de viajar a Londres y dejarte llevar entre autobuses rojos de dos pisos y la humedad del Tamesis. |
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