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El Último Día De La Guerra
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por Francisco J. Vázquez
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Transcurre el año 1936. Los Juegos Olímpicos de Berlín acaban de clausurarse, unas Olimpiadas que han servido para "mostrar al mundo" el poderío y la capacidad germana para organizar y llevar a buen término una empresa semejante; aunque para muchos otros aquel evento sirvió única y exclusivamente para afianzar la emergente figura de ese lunático con aires de grandeza, que tenía a uno de los países más poderosos de Europa bajo las garras de una mente enferma que ya dejaba entrever muchas de sus descabelladas teorías. Su nombre era Adolfo Hitler, y su partido, el Nazionalsocialista, se había adueñado del panorama político. Sus fanáticos ya campaban a sus anchas, y los desmanes de los mismos se dejaban notar en cada parte del país, de una a otra frontera. Los "nazis" tienen ya el poder.
Al termino de las Olimpiadas del 36 los hermanos Sawyer regresan a Inglaterra. Son gemelos, aunque su apariencia externa es lo único en lo que se parecen. Los dos son totalmente opuestos; ambos son entre sí como imágenes especulares en un espejo. Habían sido los componentes del equipo de remo sin timonel que representaría a Inglaterra en aquellos juegos, y aunque muchas eran las esperanzas depositadas en aquellos muchachos, pues para muchos eran considerados como los mejores (incluso superiores a Edwards y Clive, que ganaron para Inglaterra el oro en Los Ángeles 1932), la competición había sido dura y reñida, a la par que la estancia en Alemania complicada. Por eso a su regreso a casa aquella medalla de bronce ganada sabía a oro.
La vuelta a Inglaterra iba a deparara más de una sorpresa. Antaño no se llevaban a los equipos olímpicos como en la actualidad, ni se concentraban todos juntos. Los miembros de cada delegación debían hacer el viaje por sus propios medios, y una vez en el país buscarse literalmente la vida. Por eso aquella estancia de los dos jóvenes deportistas en el país había sido para ambos algo más que una aventura. Hicieron el trayecto en furgoneta: se desplazaron por Inglaterra, cruzaron el Canal de la mancha, Francia y Alemania. También la vuelta fue similar. Aunque hubo algo que diferenciaba ambos viajes además de la medalla de bronce y que el sentido era ahora inverso: en la furgoneta viaja una joven judía escondida con un único anhelo, salir de Alemania.
Las cosas empiezan a torcerse entre los dos hermanos. Ya habían comenzado a hacerlo en Berlín, pero ahora, con la joven alemana de por medio, el amor hacia ella y el comienzo de la guerra la separación de los Sawyer parece casi inevitable. Jack se convierte en piloto de la RAF, en bombarderos; Joe se hace objetor de conciencia y desarrolla actividades como voluntario de la Cruz Roja.
Cuando en 1941 Inglaterra tiene entre manos la firma de un tratado de paz con la Alemania de Hitler, ambos son llamados a presencia del Primer Ministro, Winston Churchill, para asesorarlo. Lo hacen por separado, y aunque ellos en principio no son conscientes de la importancia de lo que allí dijesen, de sus respuestas depende nada más y nada menos que el futuro dela guerra.
"El Último Día De La Guerra" es un libro muy en la línea de su autor. Utilizando el mismo esquema que en "El Prestigio", Priest nos introduce en una novela marcada por los intercambios temporales y de ubicación a los que ya nos tiene acostumbrados. Con una narración fresca, fluida y llena de descripción exhaustiva, el autor pone de manifiesto otra de sus técnicas recurrentes: la de mostrar varias realidades al lector, la perfectamente apreciable por el discurrir de acontecimientos y otra, quizá más fantasiosa, que se expone a criterios de subjetividad del lector. Eso hace que muchas veces el lector se enfrente a la disyuntiva de saber cuando está en uno y otro lado, y por ello tener que meterse de lleno en una narración absorbente y atrayente que nos hará disfrutar de una aventura que, posiblemente, hubiese cambiado los destinos del mundo... ¿o quizá fue eso lo que ocurrió?
Enmarcada dentro del género bélico, "El Último Día De La Guerra" desentrañará una cascadas de datos históricos que muchas veces, por lo sorprendente, resultan desconocidos y poco creíbles. Al mismo tiempo tendremos de dilucidar qué es lo real de lo novelesco, y por supuesto, enfrascarnos en aquellos detalles que dan vida a una narración en la que la envidia, la política, el desasosiego, el amor y la propia condición humana campan a sus anchas sin freno. Es una de esas obras que posiblemente sorprendan, dejando detrás un regusto de sensaciones diversas.
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