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El Tesoro De Los Templarios
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por Emy Jiménez
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13 de Octubre del año 1307. La Orden del Temple está herida de muerte gracias a la debilidad del Papa y al ansia de poder y la prepotencia del rey de Francia, Felipe el Hermoso.
Aunque los personajes del relato sean ficticios, se mueven en una realidad histórica que marcaría el devenir de la Edad Media, el futuro de Europa y el presente de la que fue la mayor y mas prestigiosa y grande Orden militar.
Basándose en documentos reales y utilizando a un joven monje templario idealista y fiel a la orden, el autor muestra hasta que punto el poder y la soberbia, el odio y el miedo a lo "desconocido" de un rey supersticioso puede hacer variar el destino de la humanidad destruyendo a su mas fiel protector, arrastrando en su camino a los demás reyes con sus mismas capacidades para reinar y conspirando y persiguiendo a cualquiera lo bastante sensato como para ver que se estaba aniquilando a una parte importante de la historia y de su propio poder.
La aparición de la Inquisición y la suplica en un principio y la oposición sistemática a los interrogatorios a los templarios por parte de esta, a quien los templarios no debían ninguna explicación es el fondo, bastante palpable por otra parte, de hasta que punto llegaba la debilidad del Papado y la corrupción de sus miembros, altos cargos y consejeros de los reyes que persiguieron a la Orden.
Confesiones arrancadas bajo torturas y amenazas, con falsificaciones de documentos de los Maestres de la Orden, conjuras políticas y trampas de Estado cesarían con el fin aparente de la orden en Francia, parte de Inglaterra y España mientras sus miembros se refugiaban en otras ordenes o eran condenados a la hoguera por seguir fieles a su honor, todo esto se presenta como el entorno histórico donde Ricardo el Bastardo lucha por conservar lo único que conoció desde que era un niño y que constituía su mundo.
La presión y torturas de la Inquisición, de la Iglesia católica, los destierros, el vivir como un proscrito sin acatar ciertas normas de la orden o sus propias luchas internas lo harán dudar absolutamente de todo y de todos hasta casi hacerlo perder la cabeza, pero incluso al final de sus días continua guiándose por su código de honor y sus normas de Caballero del Temple.
Un libro ameno, algo lento de leer en ciertos momentos, sobre todo por la gran cantidad de personajes y sus interrelaciones, pero que se desarrolla con gran rapidez y con la capacidad de envolver al lector en un mundo medieval perfectamente visible sin demasiado esfuerzo.
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