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El Séptimo Velo
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por Juan Carlos Eizaguirre
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Me ha parecido una novela muy buena. Pese a su juventud, el autor demuestra un notable conocimiento y uso del lenguaje que, combinado con diversas técnicas narrativas, agilizan el relato. De todas formas hay momentos en que la marcha de los acontecimientos se hace premiosa.
Por otra parte, los contenidos: lo que de Prada quiere decirnos, manifestando sus opiniones fundadas, dudas, interrogantes existenciales, etc. Dichos contenido, repito, son los de una persona con la cabeza bien asentada, que no duda de la existencia de Dios (de un Dios que es asequible y que quiere y perdona a los hombres). La ley moral y la conciencia; o afirmar que olvidarse de asuntos que inquietan el espíritu, no soluciona el peso de la culpa o la responsabilidad de los actos.
Pero el escenario que utiliza para desarrollar las distintas tramas es, absolutamente, desaconsejable porque es sórdido, procaz, con dos o tres episodios con graves defectos de forma. Y lo malo (o lo bueno) es que es un vehículo que ha utilizado en anteriores novelas, del cual se está enmendando. Es una pena, porque puede llegar a ser un escritor con cuajo, como ya lo es en las tareas periodísticas en las que parece un poco más pulido.
Ambiente sórdido, en el que se observa que no acaba de entender a fondo como funciona la afectividad humana, reduciéndolo todo a la sexualidad.
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