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| El Príncipe
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| por Francisco Contreras Gil
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Fue publicado por primera vez en 1513. Esta considerada una obra maestra. Y su influencia en la historia de la política y del poder del hombre es insuperable. No en vano fue escrito por quien fuera precursor de los actuales análisis políticos y columnistas de nuestros días.
El príncipe, de Nicolas Maquiavelo, publicado por la Editorial Styria, con un estudio-prólogo de Sabino Fernández y con traducción del filólogo e historiador Edmundo González-Blanco, es un libro indispensable en nuestras bibliotecas. Lo único necesario para su lectura y comprensión es tener en cuenta las circunstancias políticas de la época en que se editó y la personalidad del autor.
Y es que estamos ante un libro en el que descubriremos tres puntos fundamentales: por un lado los detalles que hacen alusión a hechos concretos. Por otro lado, los principios generales expuestos teóricamente. Y por último, la defensa de la colectividad a la individualidad siempre diciendo la cruenta y única verdad ante los gobernantes. Y todo ello con un estilo directo, quizás demasiado directo, donde él da, sin sutilezas, su punto de parecer aunque parezca cruel.
Maquiavelo entiende, tal y como refleja la obra, que todo príncipe debe de tener la virtud y fortuna para acceder al poder. La virtud de tomar decisiones acertadas y la fortuna al tratar de conquistar un territorio donde puede encontarse una situación que no fuera provocada por él. Como regla general podríamos decir que el maquiavelismo, se define como el empleo de la mala fe cuando sea necesario, el modo de proceder con astucia, doblez y pérfida actitud dentro de los ambitos de gobiernos y mandos.
Pero hay algo sorprendente tras leer este libro. Y es que lo que descubrirá amigo lector, es que Maquiavelo no eran tan maquivelico como podríamos pensar y no encierra una conotación tan negativa como se la da al término hoy en día. Simplemente era un estratega de ideas en momentos de zozobra y en unas circunstacnias muy concretas.
Por cierto aunque se le atribuye la célebre frase 'el fin justifica los medios' el nunca la dijo.
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