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El Padre Elías. Un Apocalipsis
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por Juan Carlos Eizaguirre
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EL PADRE ELÍAS se editó en España por primera vez el año 2006. Ha sido tal éxito de crítica y público, que continúa vendiéndose hasta la fecha. Se trata de una saga de seis novelas de género apocalíptico, titulada HIJOS DE LOS ÚLTIMOS DÍAS. La presente novela es la cuarta. Aunque es un best seller, el lector no debe esperar de ella una acción trepidante como las hay, superficiales, pero que llenan los escaparates. Estamos, eso sí, ante un thriller religioso, pero no al uso. Hay mucha acción e incertidumbre, pero también introspección y mucho diálogo. Diálogos por cierto, que son una delicia, tanto por su composición, como por su contenido.
No cae el autor en los tópicos al uso de papas corruptos e intrigas eclesiásticas, para hacerse con el poder mundial. Aquí se pinta algo más real: una Iglesia Católica perseguida por los poderes públicos, que han ido concentrándose en una sola persona, carismática, conciliadora y ambigua. Al menos esas son las apariencias externas de este personaje, llamado el Presidente, pero que resulta ser un apasionado colaborador de las fuerzas del mal.
Ignoro cuál será el sonido de la trompeta en los últimos días, pues de esta saga sólo se han traducido al español dos de las seis que la componen. Por cierto que esa segunda novela titulada EL LIBRERO DE VARSOVIA, es más introspectiva y está llena de diálogos de gran profundidad intelectual y religiosa, aunque la editorial se haya empeñado en venderla como un thriller; es más bien, una novela que busca el diálogo entre la fe y la razón, y que está admirablemente bien escrita y sin fanatismos en ningún sentido. Pero volvamos a la obra que nos ocupa.
Un monje hebreo, antiguo ministro del estado de Israel y converso luego, es llamado al Vaticano para desarrollar una delicadísima misión: descubrir si el Presidente, ese líder mundial, es el Anticristo e intentar controlar su creciente y maligna influencia.
Al autor no le duelen prendas al describir la situación mundial en el aspecto religioso, incluida la Iglesia Católica, que resulta perfectamente reconocible, en la que impera un laicismo de salón que va, poco a poco, minando la unidad en el terreno religioso y moral. Aunque algo desmedida, la novela contiene acción, dramatismo y una gran dosis de acertado análisis teológico de las circunstancias actuales, que hacen que se lea con interés y cierta angustia.
En resumidas cuentas, una excelente novela, más apta para público hecho a las grandes obras literarias e interesados en el tema.
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