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El Ojo De Jade
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por Juan Carlos Eizaguirre
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Que el OJO DE JADE sea una novela policíaca es lo de menos. Es lo de menos, si el lector profundiza en las principales motivaciones que llevaron a Diane Wei Liang a escribir este libro.
La producción literaria de emigrantes chinos a Occidente, además de bastísima, posee unas coordenadas muy similares: la denuncia del régimen comunista primigenio, la Revolución Cultural y, si el autor o autora es joven, la situación actual de China, con sus aperturas a la economía de mercado, pero manteniendo su sistema político totalitario. En todo caso, el amor a la patria abandonada y la nostalgia se entremezclan en unos testimonios a veces crudos, crueles; a veces llenos de alegría y colorido, al describir las costumbres y modo de vida de ese gran país.
Liang no iba a ser menos. Pero ella ha preferido para presentar su testimonio el género policíaco que, aún sin experiencia, maneja muy bien: sin salirse de las pautas clásicas de este género –trama, nudo y desenlace-, y con un estilo claro y sobrio; ágil, que proporciona mucha viveza al relato, tanto en lo que a novela policíaca se refiere, cuanto a la descripción de ambientes, costumbres y perfiles humanos de su tierra natal.
A mi juicio, la obra es irregular, porque lo que podríamos llamar parte costumbrista, supera con creces a los tramos policíacos, aunque estos están resueltos con solvencia y muy bien hilvanados con la trama principal, hasta fundirse con ella. Esto lo consigue con gran pericia (quizá sea la mayor virtud de esta novela), mientras que en ocasiones resuelve trepidantes escenas con una breve “faena de aliño”.
Esta es la primera novela de Diane Wei Liang. No sé qué nos deparará el futuro. Parece que la escritora posee buenas dotes para el oficio y, desde luego, debería explotar el personaje creado para esta ocasión: la joven Mei, que abandona su trabajo en el ministerio, para convertirse en detective privada con un cierto toque occidental, como no podría ser de otra forma.
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