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El Ladrón De Tumbas
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por Mª Isabel Herrero
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El Ladrón De Tumbas es la primera novela de este piloto de Iberia. Se trata de una obra histórica ambientada en el antiguo Egipto, y como cualquier novela histórica consta de una parte de historia que el escritor conoce por su afición al antiguo Egipto, y una parte de ficción: la historia de una familia cuya profesión es la de saquear tumbas. A través de la vida de esta familia el escritor no muestra cómo era el día a día en el antiguo país de los faraones (pese a lo que podamos pensar), o la imagen que podamos tener acerca de los saqueadores de tumbas y su codicia, en este caso de Shepsenuré y su hijo Nemenhat. En un principio se hace una mención a la mujer–madre de estos dos personajes para decirnos que ha fallecido. Los protagonistas representan hombres serios, moderados y muy introvertidos con respecto a su trabajo de ladrones. A través de estos personajes somos testigos de la corrupción que asoló Egipto país (por otra parte, estado al que ambos adoran, sobre todo Nemenhat). Éste último es enviado a la guerra cuando se descubre su condición de ladrón de tumbas. Creyendo que morirá pronto, pues como señala el autor los delincuentes en el antiguo Egipto formaban la primera línea de batalla, Nemenhat sobrevive a la batalla y salva la vida al príncipe. Este es un tópico de la literatura: el protagonista salva la vida de un príncipe o un rey y éste en señal de agradecimiento le permite volver con su esposa bajo otra identidad. Y eso ocurre. Al mismo tiempo el faraón le concede un deseo más: que a un amigo se le restituya su negocio de barcos. El personaje femenino está representado por dos tipos de mujeres: Kadesh y Nubet. La primera representa la belleza física, la frialdad y el interés personal. Y la segunda todo lo contrario: la bondad, la belleza interior y el deseo de ayudar a los demás. Kadesh es una mujer frívola que destruye la amistad de Nemenhat y Kasekemut. Nubet representa la sabiduría. Al final de la novela ocurrirá algo sorprendente entre Nubet y Nemenhat, pese a que al principio de la historia no se llevaban muy bien. El motivo es la concepción que él tenía de los dioses y de la religión, y que chocaba con los de la propia muchacha. Para Shepseruné existían dos clases de hombres: el interesado, Ankh, y el amigo de verdad, el padre de Nubet, Seneb. Éste representa lo justo, mientras Ankh urdía todos los planes malignos pero sin participar directamente en ellos. A la conclusión a la que he llegado es que el autor es un enamorado de Egipto. Sus descripciones de las puestas de sol, de los días, de los paisajes... demuestra que este país es su pasión.
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