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El Hombre Que Fue Jueves
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por Juan Carlos Eizaguirre
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Gilbert Keith Chesterton (Gran Bretaña 1874–1936) escribió esta novela en 1908, con la que obtuvo cierta fama que ya venía precedida de otras novelas y ensayos. Ignoro cuándo fue traducida por primera vez al español; lo que sí estoy en condiciones de afirmar es que después de haberla leído dos o tres veces a lo largo de mi vida, no envejece: el estilo es bello, cordial, intrigante, con diálogos rápidos y llenos de ingenio. Además, esta fecha de publicación es muy anterior a su conversión a la Iglesia Católica. Hago esta afirmación, porque el contenido de la novela El Hombre Que Fue Jueves es un verdadero tratado de antropología desde el punto de vista cristiano. Hay que hacer observar que ya él era cristiano antes de ser católico: pertenecía a la iglesia anglicana, pero no le satisfacía esta confesión religiosa y explica el por qué en una de sus obras cumbre. Pero Chesterton era un personajes ávido en busca de la verdad. Dejando a un lado la religión, hemos de tener en cuenta sus furibundos y a la vez reposados ataques a las políticas de su época, el modo de ser británico del espléndido aislamiento... y muchos ensayos polémicos. Como decíamos más arriba, fruto de una evolución espiritual interior abrazo la fe católica; en concreto el año 1922. No deja de ser curiosa también su evolución literaria. Comenzó dándose a conocer con escritos sobre arte y literatura. Pero después de su primera novela, El Napoleón De Notting Hill (1904), siguió su camino de estudios se las letras, compaginándolo con Ortodoxia (1908), en la que narra su evolución espiritual, perfectamente cimentada y abierta a todo tipo de diálogo. Pero todavía hay aspectos interesantes. Era un especialista en novela policíaca; los relatos del padre Brown, por ejemplo, o la propia novela que estamos comentando, parece una novela policíaca pero sin robo o asesinato: se describe en ella las interioridades del mundo anarquista de la Inglaterra de principios del siglo XX, y los esfuerzos de la policía para dominarla y hacerla desaparecer de ciertos estratos de la sociedad. Si el que esto lee ha disfrutado con la lectura de la obra cumbre de Ramón María del Valle Inclán, Luces De Bohemia, le diría que algo hay de esperpéntico en esta novela de Chesterton, de onírico, de sátira... Además de conducir al lector por los caminos de una verdadera intriga, que invita a leerla de un tirón. Cuidado: no tiene la acidez de la obra de Valle. Muy buena pieza literaria que, pienso, está más enfocada a adultos, incluidos universitarios u otros estudios superiores.
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