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| El Estruendo
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| por Antonio Ruiz Vega
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"El Estruendo" es una novela que sabe mantener el interés desde el principio aunque sea con un recurso que procede directamente del thriller: Casi desde el comienzo de la novela sabemos de la existencia de una mujer –Laura– atada y amordazada mientras, en la habitación de al lado, discuten dos hombres. Uno es quien la ha secuestrado, el mendigo Andrés. El otro es su novio y compañero de trabajo, Julio.
La ciudad que sirve de marco a la trama es Valencia, y se describen sus paisajes urbanos. Todo comienza cuando Julio y Laura se encuentran por la calle con Andrés. Julio piensa en pasar de largo, porque apenas le reconoce. Fueron inseparables en su juventud, pero luego la vida los llevó por caminos diferentes. Julio es un ejecutivo de éxito, trabaja en una financiera, donde se porta como ambicioso y bastante mala persona. Todo parece irle bien. Andrés, por su parte, es un desecho humano, parece quince años más viejo que Julio, que es su contemporáneo. Malvive vendiendo pañuelos en los semáforos, se hospeda en inmuebles abandonados, mendiga comida en los asilos de transeuntes. Tiene una reticente compañera a la que llama Telmah (con "h" final, que es Hamlet leído al revés).
Entre Julio y Andrés hay una historia oscura. Ambos compartieron a Paula, una extraña mujer que terminó suicidándose. Debido a esto o a razones más indefinibles (ciertas vivencias, ciertas preocupaciones intelectuales –la música, el cine, la literatura–) lo cierto es que hay una complicidad entre Julio y Andrés y todavía más, Andrés tiene un inexplicable poder sobre Julio.
El poder de Andrés sobre Julio es tan terrible que termina por atraerle a su zona de sombra. Mientras tanto la vida de Julio se desmorona pero a estas alturas no le importa nada. Incluso está dispuesto a llevar a Andrés a París, a un viaje que proyectaron de jóvenes y que nunca pudieron realizar. Pero si Julio es tan vulnerable es porque, en el fondo, ha estado viviendo a crédito de su pasado y es consciente de la inanidad de su vida:
" [...] la posibilidad de estar siempre malgastando el tiempo de una u otra manera, ante la posibilidad de estar siempre perdiendo la vida, en el sentido de no poder utilizarla correctamente al no existir nada que tuviera un valor inmutable, al no haber nada estable en lo que cimentarla. Pero había sobrevivido a estas ideas y a sí mismo durante mucho tiempo, a base de asumir que la vida misma también carecía de un valor real, y entonces ya no importaba en qué emplearla, se trataba sólo de gastarla como se gasta un tiempo muerto: de cualquier manera.
No es en las horas más ruidosas cuando el Horror está presente en el campo de batalla" (Ernst Jünger). Esta es la cita prologal.
Julio, después de todo, tiene cierta elegancia en cómo asume la situación, cómo lo abandona todo sin volver la vista atrás, y hasta se deduce que ha hecho una especie de sacrificio para no contaminar a Laura de sus miserias. Es la única figura que, después de todo, da muestras de cierta nobleza, que asume sus circunstancias, no es resentido sino fatal.
Una gran novela, profunda, trabajada, bien tramada, terrible...
Habrá que seguir la pista a Sarti, hasta ahora un completo desconocido. |
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