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| El Esnobismo De Las Golondrinas
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| por Pedro M. Valenzuela
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Si en el LIBRO DE RÉQUIEMS Mauricio Wiesenthal hacía un viaje a las raíces y frutos de la cultura europea de mano de los creadores más importantes de los últimos siglos acompañándoles por donde pasaron y recreando lo que pudieron vivir para llegar a elaborar las más relevantes obras de arte en todas las disciplinas conocidas (de Eugenio d’Ors a Calderón de la Barca, de Falla a Beethoven, de Casanova a Coco Chanel…), en este recorrido que realiza en EL ESNOBISMO DE LAS GOLONDRINAS, el barcelonés cosmopolita transforma sutilmente su traje de dandi en uno de esnob, o de quien ama la voluptuosidad del tiempo lento, que usará para viajar por las ciudades que han conformado el sino europeísta, ya que ser europeo es poder amar la belleza de estas ciudades cansadas que sienten la Geshichtsmüde (una vez más el alemán tiene la palabra perfecta): fatiga de la historia.
Este voluminoso libro (con más páginas que el LIBRO DE RÉQUIEMS aunque con un tipo de letra mayor), escrito a lo largo de medio siglo, trata de una manera de viajar y entender la vida completamente distinta a la que actualmente se practica, frente a los trayectos relámpagos y planificados por Internet o las excursiones familiares a los sitios de turismo de postal, el autor reivindica la figura del viajero frente a la del turista. El turista es el que provoca las colas en los lugares recomendados de las actuales guías de viajes, mientras que deja pasar desapercibida la mayoría del resto de rastros que han dado carácter a un pueblo. En estas páginas se presenta el viaje no como el medio para llegar a algún sitio o meta si no como la forma de escapar de cualquier tipo de seguridad y certidumbre.
Con su elegancia esnob hace que lo fútil, que en otro contexto podría confundirse con frivolidad, se convierta en algo esencial retrocediendo a una época pasada donde se recogieron los frutos de la antigua cultura y se fraguaron los primeros intentos de dar realidad a una Europa unida (no a la mala imitación de Estados Unidos en la que se ha ido convirtiendo) a bordo del trasatlántico Queen Elizabeth, montados en un coche de caballos en la noche sevillana o tomando el último viaje del Orient Express en Victoria Station, aunque el Orient Express no moría: sólo se llevaba en sus vagones el recuerdo de la vieja Europa cuyos ideales habían sido profanados por oportunistas de la política y las finanzas, de la intelectualidad y del arte.
Una colección de relatos y experiencias que se convierte en una narración de momentos mágicos, ya que los más de veinte capítulos, cada uno dedicado a una ciudad, que forman el volumen se entienden mejor como un ensayo cargado de cultura, humor, pasión y elegante ironía (No sé por qué lo infantil es siempre tan erótico y lo proustiano es siempre tan freudiano). Marrakech, Sevilla, Venecia, Dublín, Viena, Estocolmo, Barcelona… son las ciudades a las que pertenecen estas páginas, donde fueron escritas y donde agradaría leerlas en una terraza de hotel, en la cafetería de una plaza, en el camarote de un barco o en olvidadas bibliotecas, de igual forma que fueron concebidas impregnadas del espíritu de la ciudad y de sus gentes. Igual que la apasionante y exótica historia de amor vivida con la joven Zohra, este libro tan cuidado y mimado también termina y siendo una continuación totalmente acorde del LIBRO DE RÉQUIEMS todavía nos queda que vean la luz las tan nombradas memorias LLEGAR CUANDO LAS LUCES SE APAGAN, que esperemos que el autor se decida a publicar en una edición venal que traspase el reducido círculo de sus amigos y familiares que han podido disfrutarlas por ahora. |
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