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| El Cuarto Reino
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| por Francisco J. Vázquez
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La historia está llena de guiños, de hechos que por su secretismo, por su significado, por sus implicaciones o por quienes las llevaron a cabo, dejaron de ser un mero acontecimiento sin la menor importancia y pasaron a engrosar ese amplio abanico que se esconde bajo la sombra del paraguas de lo enigmático.
Cuando el 23 de Octubre del año 1940 Francisco Franco y Adolf Hitler tuvieron aquel encuentro de dictadores en la cumbre en Hendaya, la mano derecha del austriaco, Heinrich Himler (Jefe de la todopoderosa, cruel, irracional y despiadada SS) aprovechó su proximidad a nuestro país para hacer una visita fugaz pero precisa al Monasterio de Montserrat o, más concretamente, a la intrincada red de túneles y galerías que se extienden bajo aquel macizo montañoso, como si de venas se tratasen. A fin de cuentas, se dice que su monasterio se asienta sobre las faldas de una de las montañas mas sagradas no sólo de Europa, sino del mundo. Es de suponer que su poder telúrico sea muy poderoso, y sus pulsos internos habrán de discurrir por grutas considerables.
¿Que fue a hacer allí aquel desaprensivo? Lo único cierto es que no se paró en la abadía, donde su indiferencia para con los monjes allí alojados fue respondida con el mismo hastío por parte de sus responsables, que no vieron con buenos ojos la presencia de aquel carnicero en aquella porción de terreno sacro. Máxime cuando éste, ante aquellos que teóricamente debían darle cobijo, se jactó de las masacres a las que sometió a cristianos católicos en lo que ya era una realidad: campos de concentración.
Oculto de la vista de todos y de todo, Himler escondió algo en los pasadizos de túneles entrelazados; hay quien afirma que una caja con un misterio tan colosal que de ser desvelado podría cambiar el orden del mundo. ¿Era un arma secreta de Hitler? ¿Algún elemento relacionado con el esoterismo que tanto les gustaba a los nazis? ¿Documentos? ¿Puede que una reliquia? Nadie lo sabe...
Setenta años después ese secreto corre peligro. Varias facciones, varias entidades desconocidas del gran público pero poderosas por regir desde el anonimato más absoluto los destinos supuestamente erráticos del mundo, se enfrentan entre sí por conseguir, en unos casos, mantener el secreto a salvo, y en otros, desvelar su contenido a fin de evitar males mayores. Y en medio de todos ellos se encuentra una figura, la de Leo Vidal, un periodista de investigación, norteamericano a más señas, que se encuentra inmerso de lleno en una aventura truculenta que se la ha ido de las manos. Un encargo que se antojaba fácil y que puede, como le sucederá a muchas personas a lo largo del mismo, acabar con su vida en cualquier momento y ante el más mínimo descuido.
Hay secretos que jamás deberían desvelarse. Cuando el destino se empeña en mantenerlos ocultos, no hay que tentarlo para que nos los desvele... De lo contrario, debemos atenernos a las consecuencias. |
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