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| El Comisario De Luca
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| por David Yagüe
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No suelo comenzar calificando los libros, pero esta vez haré una excepción. El libro que ahora nos ocupa es una obra maestra del género policiaco. O mejor, son tres obras maestras. Porque EL COMISARIO DE LUCA engloba las tres novelas, hasta el momento, escritas por Lucarelli con De Luca como protagonista. Las tres son geniales, las tres son como agua para unos ojos sedientos de buenas historias. No hace falta que le dieran el, merecido por otra parte, premio Brigada 21 a la mejor novela traducida al castellano del año pasado para darse cuenta. Y eso, que este libro se impuso a nombres tan ilustres como el de su paisano Andrea Camilleri, la francesa Dominique Manotti o a los americanos, ya clásicos, Elmore Leonard y John Connelly.
Las tres novelas cortas (CARTA BLANCA, EL VERANO TURBIO y VIA DELLE OCHE) nos presentan tres casos que marcan la trayectoria profesional y vital del comisario De Luca y, ya de paso, la de su convulso país, Italia durante aquellos años que transcurrieron entre 1945 y 1948.
En CARTA BLANCA, De Luca, recién abandonada la policía política de Mussolini, debe investigar el asesinato de un alto cargo fascista. Todo ello, mientras el régimen del Duce se hunde, los aliados se acercan a Bolonia y los partisanos le declaran como objetivo.
En EL VERANO TURBIO De Luca huye hacia el sur de Italia para evitar la depuración de los cargos fascistas. Pero la mala suerte le hace encontrarse con un partisano que le reconoce y le propone un pacto con el diablo: si le ayuda a resolver el asesinato de una familia entera no le delatará.
Por último, VIA DELLE OCHE, De Luca ya está de nuevo reincorporado en la comisaría de Bolonia donde tendrá que enfrentarse a un asesinato en un burdel. Como siempre, nada es fácil para De Luca, en el crimen se encuentran entrelazados intereses de los dos partidos que se disputan las primera elecciones democráticas tras la guerra: la democracia cristiana y los comunistas.
No son sólo tres historias muy entretenidas y que funcionan como el mecanismo de un reloj suizo; son además una profunda y bien argumentada reflexión, no con palabras sino con hechos, sobre el oficio de policía y la lealtad de los funcionarios hacia el gobierno, sobre los intereses bastardos que corrompen el poder, ya lo desempeñen fascistas, comunistas o demócratas, y sobre todo, sobre el crimen, ya que el crimen, sin importar los tiempos de guerra o de paz, es causado por los mismos impulsos tan universales como humanos: la avaricia, los celos, la envidia. |
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