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El Candelabro Enterrado
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por Juan Carlos Eizaguirre
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Zweig fue un escritor muy versátil. Alcanzó muy pronto la popularidad con sus biografías, aunque son dignos de tener igualmente en cuenta sus ensayos y novelas. Murió relativamente pronto si lo juzgamos con los criterios de nuestros días, a los 61 años. Como judío, se vio obligado a huir de su Viena natal para morir en Brasil, en 1942.
El Candelabro Enterrado es una pequeña joya literaria donde el autor vuelca toda su alma judía y el amor a su pueblo. Y todo dicho sin estridencias, elegantemente: algo propio de su estilo de escribir; muy propio del modernismo imperante en Europa esos años.
En esta novela Stefan Zweig crea una historia sobre La Menorá, el venerado candelabro de los siete brazos del Templo de Salomón, tan unido a la religión y culto judíos. Tras una serie de peripecias, protagonizadas por un anciano rabino de 88 años y algunos miembros de la comunidad judía, primero de Roma y después de Constantinopla, el candelabro quedará a un excesivo buen recaudo.
La prosa brillante a la cual hace un momento no hemos referido está sublimada por unos tintes poéticos que contribuyen a que la sensación del lector se vea rodeada de una especie de sentimiento onírico, lo cual engrandece más la categoría literaria de esta corta pero importante obra narrativa de Zweig.
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