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| El Balneario
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| por Olga Aguado
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Hay películas que describen a la perfección un conjunto de situaciones. En el caso de "El Balneario" se mezclan el ángel exterminador y una escopeta internacional, en la que conviven suizos apoderados de la banca Rotschild; mujeres nacidas en Madrid y criadas en Toledo, casadas con representantes de cristal checo; boyas marinas soviéticas y chicles naturistas daneses que cambian tres veces de sabor mientras se mastican; franceses propietarios de prestigiosas marcas de vinos, aficionados a la escritura de ensayos sobre el modernismo católico a lo largo del siglo xx; españoles dueños de fábricas de chorizos en Segovia y accionistas de revistas de crucigramas y pasatiempos; belgas generales de la OTAN con frustada afición a la práctica del ballet marca-paquetes y defensores de los altramuces como futura reserva alimentaria del mundo; alemanas enamoradas de Lope de Vega , ex-comedoras de tortillas de patata; ex-coroneles que dividen al género humano en los que se tiran pedos y los que los huelen (adivinar nacionalidad); industriales vascos y catalanes; cultivadores belgas de endivias; señoritos andaluces; enfermeras de Estrasburgo; alemanas con blanco de ojo de monja.. .. y un largo etcétera de representantes de las grandes familias europeas, con gran prestigio, grandes cuentas y grandes barrigas, que se desarrollan por sí mismas (las barrigas), al margen de las órdenes de reducción que sus dueños las transmiten todos los días frente al espejo. Grasa indomable e insumisa... !Guardias, detengan a esa barriga!
A pesar de la libertad de los adinerados para comprar casas en barrios altos, transiliums, jueces, elecciones y perros de presa, no son inmunes a la tiranía de los cuerpos esbeltos y a las medidas que Isabel Preysler y Beckham imponen.
Empresarios de lo antinatural, del colorante, conservante y desinfectante, acuden a un balneario español regentado por alemanes, empapado en sol e inevitables moscas, que les ayudará a perder esos rebeldes kilos sobrantes a base de infusiones de perejil, humillantes lavativas y ayuno. También ayudarán la piscina, las saunas y las clases de tenis, que no pueden faltar en la vida de un supraviviente que se precie.
Rodeado de éste panorama está Carvalho, intentando subsanar los efectos de la oreiller a la Belle Aurore y los huevos esgonciaus con manos de gochu. Carvalho, el hombre con la virtud de la resolución en situaciones complicadas, puesto en manos de enfermeras alemanas para resolver sus problemas con los triglicéridos ,el colesterol y las subidas de azúcar. Increíble, pero tan cierto como que lo narra
Montalbán.
Y entre tartas de remolacha y brotes de soja estofados se desencadenarán una serie de imprevistos que sellarán las puertas del balneario y que pondrán a prueba todas las normas de educación, moralidad y buenas maneras de las que presumen los propietarios de las grandes cuentas poco corrientes. Los imprevistos que provocan el cierre del balneario, con sus clientes dentro, son casi lo de menos, lo que cuenta es la narración del submundo en el que vive esta extraña gente de extraños modos, y de como algo fortuito rompe el falso equilibrio de stándares de comportamientos tan milenarios y engañosos como el refrán de a cada cerdo le llega su san martín. |
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