|
| Don Diego Porzelos
|
| por Francisco J. Vázquez
|
|
| Hay ocasiones en las que algunos trabajos de investigación consiguen poner en un verdadero aprieto los cimientos de lo que tradicionalmente se ha dado por aceptado históricamente. A fin de cuentas muchos piensan que si la "Historia" lo dice por algo será, ¿no? Pero, ¿qué ocurre cuando alguien investiga en esos recovecos de la Historia, en esas verdades aceptadas simplemente por el hecho de que nadie se tomó la molestia de indagar a ver si era exacto, y se descubren flecos suficientes como para tener dudas razonables acerca de la versión que nos ha llegado? Esa inquietud es la que nos presenta Carmen Bustamante de Just en su obra "Don Diego Porzuelo", un laborioso y excepcional ensayo histórico donde a través de la documentación consultada la autora, y a base de encajar piezas de puzzle con los hallazgos encontrados, llega a la conclusión de que aparentemente hay algo que no cuadra en uno de esos pasajes ya olvidados por el tiempo en estanterías polvorientas. Y es que según Bustamante de Just, parece haber una confusión o alteración cronológica evidente (no se sabe si omitida en pos de otros intereses menos nobles o por un simple error) en lo que tradicionalmente se ha llamado la "versión oficial", por la que se le adjudican de manera aleatoria e indistinta los nombres de don Diego Rodríguez o don Diego Porzelos al que supuestamente fue conocido como segundo conde de Castilla. Pero el problema estriba en que ambos nombres corresponden a diferentes condes (por tanto diferentes personas) dentro de la historia del que fuera condado de Castilla. Según ha conseguido desentrañar la autora, don Diego Rodríguez fue el segundo conde de Castilla (realmente). Era hijo de don Rodrigo, que en el 744 fue el primer conde de Castilla. Y pese a que la confusión pueda parecer notoria, don Diego Porzelos fue en realidad el quinto conde de Castilla, hijo de don Orduario, que fue el cuarto. Así las cosas, la versión oficial se hace aparentemente "un lío", puesto que parece ser que el don Rodrigo al que se refiere fue el hermanastro de Ordoño I, regente del condado a la muerte de don Orduario por la minoría de edad de heredero, don Diego Porzelos. Una investigación elaborada y fielmente reflejada, reproducción de documentos, genealogía de los personajes, y una extensa bibliografía sobre la que los lectores pueden hacer sus indagaciones y comprobaciones, dan a la obra de Carmen Bustamante la seriedad necesarias para considerarla un libro interesante cara a conocer un poco más de nosotros. A fin de cuentas la Historia es sólo el reflejo de nuestras vidas, y muchas veces la escriben contemporáneos poco preparados o sumamente interesados. Está bien aprender, pero nunca está de más comprobar. |
|
