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| Desde Dos Ríos
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| por Francisco J. Vázquez
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Si hay una saga dentro de la definición de fantasía épica, que ha atrapado a millones de lectores en todo el mundo por ser considerada como una de las grandes sagas maestras de todos los tiempos, esa es sin duda la creada por Robert Jordan y englobada dentro de la denominada LA RUEDA DEL TIEMPO.
Jordan, con una capacidad de recreación digna de destacar, ha conseguido elaborar un universo propio cargado de personajes llenos de una carga emocional en el lector difícil de superar. Así, llega a hilar tan fino en la saga (extensa como pocas), que uno no tiene por más que rendirse a la evidencia de sus propios sentimientos, y empatizar u odiar (sin términos medios) a los personajes que pululan ante nuestros ojos. Unos personajes cargados de valores propios de este tipo de aventuras que, pese a ser muy definidos, se engloban siempre dentro de los límites personales que un lector considera como propios. Es, posiblemente, uno de sus grandes secretos.
El comienzo de la aventura (de la saga en sí) es este primer libro titulado DESDE DOS RÍOS. Imaginémonos un remoto y apartado poblado, pequeño pero acogedor, donde la vida transcurre dentro de sus propios límites, sin importar si en otros lugares hay guerras, hambruna o grandes acontecimientos. Es un lugar tan alejado que las noticias llegan siempre como una de las novedades más esperadas (a veces con meses de retraso), y siempre traídas por buhoneros que unas veces van de paso, y otras a aprovechar que, con la distancia, las pocas gentes de aquel poblado gastarán su dinero en artículos diversos y en diversión ocasional al amparo de las historias que éstos se animen a contar.
Allí se encuentran una serie de jóvenes que, a la sombra de grandes sueños y anhelos, saben que sus vidas jamás saldrán de ese entorno en el que se desarrollan, pues una cosa son los sueños y otra la realidad evidente. Pero no les importa, porque todos son felices en ese entorno que les acoge. Y es que Campo de Emond es su pueblo, y allí deben permanecer.
Pero todo cambia cuando un par de forasteros (una elegante señora de porte noble, y un defensor de la dama serio y de semblante amenazador) llegan a la población, aparentemente como viajeros de paso. La mujer es una maga poderosa, una Aes Sedai llamada Moraine; él es su Guardián, Lan. Su presencia no pasará desapercibida para nadie, pues Moraine no tardará en revelar una grave amenaza que pondrá en jaque la apacible vida del lugar.
Una noche el pueblo es atacado por seres sobrenaturales, trollocs a los que muchos consideraban seres de leyenda que, esa misma noche, sembraron el pánico y derramaron la sangre de los inocentes que se cruzaron en su camino. Pero, ¿qué buscaban aquellos engendros del mal en una pequeña población como Campo de Emond? La clave está en Rand y sus amigos, a los que los dos misteriosos personajes ayudan a escapar, mientras el pueblo queda a merced de los diabólicos seres.
Aquí comienza la saga. Y aquí comienza la historia ante la que han sucumbido millones de lectores ávidos de compartir las aventuras de Rand, Mat, Perrin, Nynaeve y Egwen. ¿Podrás resistirte?
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