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por David Yagüe
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Bravo por la editorial Verticales de Bolsillo y por el compilador Maximiliano Tomás por iniciativas como este CUENTOS BREVES PARA LEER EN EL BUS y su continuación, pues son dignas de mérito. Primero, por el placer de poder leer en un mismo libro a autores clásicos del nivel de Poe, Chéjov, London, Twain, Kafka o Stevenson. Y segundo, por la fabulosa idea que han tenido, la de crear un libro de relatos cortos con la idea de que los lectores asiduos del transporte público puedan empezar y finalizar una historia de una vez, que esconde ni más ni menos que una apuesta valiente por el relato.
El relato es un género para los intensos, escuché una vez decir a un escritora, y no puedo si no darle la razón. En unas pocas páginas, en unos pocos minutos de lectura, el autor es capaz de despertarnos emociones intensas y sensaciones maravillosas.
Y si esos autores son tan grandes como los de esta selección, más. Hay cuentos de intriga y cercanos al terror, otros costumbristas y sorprendentes, algunos juegan con el humor y la fantasía, pero todos entretienen y tienen la virtud de dejar un poso de reflexión. Son cuentos que, en general, buscan anclarse en nuestra mente.
Cuando descubran estos cuentos, si no han leído más de estos autores, a buen seguro buscarán más cuentos y relatos escritos por ellos.
No queda si no congratularse de iniciativas así, vendidas en atractivas, baratas y sencillas ediciones, que por lo que se ve han tenido éxito. La que tengo en mis manos va por la octava edición. Bravo.
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