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Conexión Habana
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por Francisco J. Vázquez
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Cuba es, a ojos del mundo exterior, un paraíso tropical. Una isla caribeña con una climatología envidiable y con unas playas, selvas y zonas apartadas casi vírgenes, a lo que se suma una población de carácter alegre y cercano, y unos complejos hoteleros hechos expresamente para el disfrute del turismo. Un turismo que en el peor de los casos no viaja a la isla en busca de las comodidades que ésta puede ofrecerle, sino que va de forma consciente a buscar otras actividades que aunque oficialmente están prohibidas, son no sólo supuestamente permitidas por las autoridades sino también en cierta medida fomentadas por ellas, en pos de financiar uno de los pocos regímenes dictatoriales que van quedando aún sobre la faz del planeta.
Como ocurre más veces de las que podemos pensar, la imagen de paraíso que tenemos de la isla es una realidad distorsionada hasta puntos insospechados. A fin de cuentas las apariencias engañan, y detrás de esa supuesta imagen paradisíaca se esconde un verdadero infierno que amordaza a un pueblo, el cubano, que está sometido a un gobierno dictatorial y déspota que lo tiene bajo el yugo constante y permanente del miedo.
La tortura, valedora del verdadero sustento en el poder de los dictadores y sus gobiernos tanto en épocas pasadas como futuras, y de aquellos que se amparan bajo el ala de los todopoderosos personajes gobernantes formando las jerarquías de un poder ilegal, consiguen en las víctimas (que son todos aquellos que de una u otra forma pretenden pensar de manera diferente a los primeros) que éstas confiesen todo aquello que los verdugos quieran escuchar, sea cierto o falso.
La muerte, en muchas ocasiones, puede ser para algunos una salvación y para otros el "maldito premio" por acontecimientos que no tienen que ser necesariamente reales, pero que son la excusa perfecta para quitar de en medio a algún "elemento subversivo" que para el régimen dictatorial pudiera resultar "indeseable" o de "mala influencia" para mantener imperturbable el espíritu revolucionario al que dicen salvaguardar y en el que presuntamente pretenden escudarse para cometer sus tropelías. Cuántos presos políticos habrán sucumbido así... cuántos inocentes muertos.
Es lo que tienen las dictaduras... que por mucho que desde las esferas de poder se esfuercen en querer vendernos las bondades de un gobierno estamental militar, lo único cierto, lo único evidente, es que el pueblo subyugado es infeliz, está asustado, es temeroso y cauto por el sometimiento de terror al que se ven abocados, y eso sólo beneficia a los criminales que se sustentan en el poder bajo la amenaza del miedo, las armas, la violencia, el terror, la tortura y el asesinato.
Es difícil que las atrocidades de esos regímenes salgan a la luz. Pero inevitablemente, a la larga siempre se descubre todo. Y normalmente es debido a trabajos de investigación sumamente complejos a la par que peligrosos, donde aquellos que los elaboran se juegan literalmente la vida en el intento. Uno de esos trabajos, que reflejan la cara oculta del régimen de Fidel Castro, es el que han plasmado Santiago Botello Y Mauricio Angulo en "Conexión Habana". Un libro sorprendente que no va a pasar desapercibido para aquellos que se adentren en su contenido, y que como me ha pasado a mi va a suponer un antes y un después en el concepto que uno tenía de lo que acontecía en aquellas tierras de sol, calor y supuesta alegría...
Ambos autores exponen en este libro conclusiones sorprendentes que llenan de estupor, como la aparente y supuesta connivencia del régimen castrista con las mafias del narcotráfico colombiano, que utilizan la isla para hacer escala antes de la distribución masiva de droga en dirección a Europa o a Estados Unidos. Porque lo que está claro es, según Botello y Angulo, que esas actividades no podrían realizarse sin el visto bueno del propio Fidel Castro, ya que es un personaje tan obsesionado con la seguridad, el espionaje y la vigilancia que poco menos resultaría imposible que nada de lo anterior aconteciese sin su consentimiento y conocimiento. ¿Hasta qué punto es esto cierto? Eso es lo que tratan de desvelar en "Conexión Habana", y lo hacen aportando pruebas inéditas y obtenidas a través de medios ocultos que demuestran que la ruta existente entre Cuba y Europa está abierta y es candente.
Posiblemente pocos trabajos de investigación relacionados con Cuba y lo que en ella se cuece hayan sido tan exhaustivos como los de Santiago y Mauricio. Gracias a sus pesquisas se ha constatado que en Cuba no se mueve una mosca sin que alguien lo sepa y lo cuente a los servicios secretos cubanos; que la prostitución es un negocio que da dinero tanto a las mafias como supuestamente al propio régimen dictatorial. Que parece ser que desde las más altas instancias se alentaba a que la vida de personajes públicos y no tan públicos que visitaban este "paraíso terrenal" fuesen grabados con oscuros fines (el chantaje parece ser, a todas luces, el más evidente que a cualquiera de nosotros se nos puede ocurrir)... en definitiva, que lo que queda al descubierto después de este gran trabajo periodístico es que nada es lo que parece, y que Cuba es, a causa de sus gobernantes, un lugar siniestro en el que nada parece pasar, pero todo parece ocurrir.
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