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Cómplice Inocente
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por Francisco J. Vázquez
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El 11 de Septiembre del año 2001 el mundo se estremeció bajo el yugo del terrorismo. La crueldad y el fanatismo de individuos sin escrúpulos, supuestamente escudados en una interpretación erronea, exacerbada, falsa y tiránica de unas escrituras que no promulgan la violencia, y amparados en una cruzada sin precedentes contra Occidente y su cabeza visible, EE. UU., dio como resultado una de las mayores atrocidades que el hombre ha conocido. En apenas unas horas miles de personas fallecieron, miles resultaron heridas, decenas de miles fueron desplazadas, y un país entero contuvo el aliento, y se cerró y blindó tanto por aire como por mar y tierra.
Aquel 11 de Septiembre fue, a todos los efectos, el principio del fin de un orden preestablecido y parcialmente aceptado, y el comienzo de un camino en el que actualmente nos encontramos, y que no sabemos hacia donde se dirige. Guerras que se encaminan en búsqueda de no se sabe qué objetivos, destrucción en pos de la venganza por muertos inocentes (iguales al menos a los que esas guerras dejan entre población civil), recorte en las libertades y los derechos humanos... Y todo por causas como, por una parte, la aparente prepotencia norteamericana, que jamás creyó que nadie osase cometer semejante barbarie criminal en su territorio, y por otra la de las criminales hazañas de unos terroristas locos que se creen seres elegidos, mesiánicos, y que no son más que asesinos que hacen un flaco favor a aquellos en nombre de quienes dicen luchar. Aquella fecha demostró, a los ojos de todos, que ante la barbarie nadie está a salvo (ni siquiera los todopoderosos norteamericanos), y que una mente ofuscada y enferma es capaz de cometer acciones inimaginables que deriven en la más absoluta de las aberraciones: la muerte de personas inocentes por unos "ideales". Jamás una idea debió cobrarse una vida humana.
Cuando uno echa la vista atrás y se pone a pensar en la cantidad de nombres propios (hoy sólo y lamentablemente cifras en unas frías estadísticas, pero no debemos olvidar que ante todo eran y son personas) que aquel día de tragedia pasaron a engrosar los libros de la Historia, no puede por menos que sentir un escalofrío. Y es que entre verdugos, héroes y víctimas la "cifra" es impresionantemente dolorosa.
"Cómplice Inocente" es la peripecia de una de aquellas víctimas... quizá no de las que sucumbieron en aquel increíble y terrorífico atentado, pero desde luego sí una víctima de los acontecimientos acaecidos, sí una víctima de ser uno de los mejores profesionales en su campo y, sobre todo, sí una víctima de un sistema como el norteamericano que, al quedar en evidencia ante el mundo por su soberbia, supo buscar culpables y "cómplices" circunstanciales... aunque estos fuesen inocentes.
Iván Chirivella es el nombre (y el hombre) en el que se basa "Cómplice Inocente", un libro del que es co-autor junto a la periodista Alicia Mederos. Él era instructor de vuelo en una de las academias para pilotos más importantes y prestigiosas del mundo, la Academia Jones Aviation de Sarasota, en Miami. Todo indica que era uno de los profesionales más capacitados y con mejor curriculum docente a sus espaldas... y ello fue sin duda óbice para que el destino, ese cruel "personaje" que nos hunde en la más absoluta miseria o nos libera de ella a su antojo, puso en el camino de Iván a dos de los personajes más siniestros de nuestra Historia Contemporánea: Mohamed Atta y Marwan Al Shehhi. Y es que este español de origen canario y afincado desde los 12 años en el "país de las oportunidades" fue el instructor que enseñó a volar a los que, a la postre, estrellarían y echarían abajo las Torres Gemelas y modificarían para siempre el llamado 'Sky Line', sembrando con su acción la muerte, el dolor y la desesperación no sólo de un país, sino del mundo.
"Cómplice Inocente" es un libro duro. En él se ve reflejado la vida nada fácil que vivió Iván Chirivella tras ser consciente de que él había enseñado a aquellos dos criminales, y de que las autoridades norteamericanas lo sabían. Pudo haber sido cualquier otro, pero le tocó a él. Y qué duda cabe que eso le marcaría, lamentablemente y para siempre, tanto en su profesión como en la convivencia y el día a día para con el que fue, durante muchos años, su segunda patria.
"Cómplice Inocente", según recoge Alicia Mederos de primera mano a Iván Chirivella, es el testimonio de las penurias que derivan de aquel lamentable acto del destino. En esta obra se nos cuenta cómo Iván se entera de lo sucedido en New York aquel 11 de Septiembre de 2001, y a partir de ahí cómo cambia su vida: se le interroga por el FBI, su matrimonio (ya de por sí deteriorado) se deshace, se le retira de su puesto de trabajo e, incluso, las autoridades norteamericanas le deniegan el visado de permanencia en el país. Es como si, por haber tenido relación con semejantes individuos, fuese a los ojos de los norteamericanos "responsable moral" de algo sobre lo que nada tiene que ver. Es, a todas luces y como muy bien refleja el título, un "cómplice inocente" de la barbarie por un lado y de la injusticia por el otro.
La verdad es que el libro escrito por Alicia Mederos sobre la experiencia sufrida por Chirivella es una obra apasionante que pone en evidencia muchos aspectos desconocidos de una sociedad, la americana que, tras quedar convulsionada por una trágica experiencia, tiende a buscar responsabilidades... pero no siempre de forma acertadas, como es el caso de Iván. Si hay oportunidad de leer el libro no puede dejarse pasar por alto. Lo que le ha ocurrido a Chirivella puede ocurrirnos a nosotros. Y tal y como lo cuenta, hay que reconocer que es un suplicio que no tuvo porqué vivir.... y que lo convierte en una víctima más del 11-S.
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