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Trafalgar
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por Francisco J. Vázquez
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He de confesar que, hasta la llegada a mis manos del presente ejemplar de TRAFALGAR, mis inquietudes literarias no habían abierto hueco a los clásicos, y desde luego no había leído nada de Benito Pérez Galdós. Consideraba, erróneamente (ahora lo sé), que un clásico debería ser, por definición propia, un libro aburrido. Pero nada más lejos de la realidad.
Cuando movido por este encargo me adentré, no sin ciertas reticencias, en las entrañas de esta novela del siglo XIX, me di cuenta de inmediato del lamentable error en el que vivía presa de un mal concepto personal. Y es que la lectura de TRAFALGAR resultó ser una experiencia fascinante, donde me sentí trasladado a una época y un lugar en el que se decidieron hegemonías y destinos de tres naciones, viviéndolo todo en primera persona, como un espectador más.
Poco podía imaginar que una novela me hiciese sentir tantas cosas como ha hecho la que aquí nos ocupa. Ha despertado, por una parte, la necesidad de leer más a un autor que, aunque todos calificaban de genio, yo no me había atrevido a descubrir. Por otra parte, me ha animado a acercarme, progresivamente, a los clásicos, un género que yo mismo había marginado y que gracias a TRAFALGAR voy a empezar a disfrutar.
Jamás he sido partidario de obligar a la gente a leer un determinado título. Solía pensar que los libros buenos, aquellos que marcan, que dejan huella, tarde o temprano llegan a nuestras manos. Y aquí está el ejemplo.
Espero que aquellos que se animen a adentrarse en este mar de páginas, a bordo de los barcos que protagonizaron tan famosa batalla, sientan el mismo entusiasmo página a página que yo sentí al hacerlo, disfrutando con la novelización de uno de los episodios bélicos que cambió el destino de nuestro país.
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