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| Carretera Málaga - Almería (Febrero 1937)
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| por Pedro M. Valenzuela
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En Febrero de 1937, cuando Málaga caía en manos de los sublevados, se desató una colosal marea humana, una desbandá de más de ciento cincuenta mil personas que huyeron a través de la carretera de la costa que lleva a Almería, un suceso que a pesar de sus dimensiones es de los que menos información bibliográfica se ha tenido hasta hace unos pocos años. Las razones por las que esta patética huida de colosales magnitudes y brutales consecuencias haya permanecido desapercibida para la gran mayoría de habitantes del lugar, hay que buscarlas principalmente en el hecho de que ser concienzudamente poco difundida por ambos bandos enfrentados, ya que si el gobierno de Largo Caballero no procuró la adecuada defensa que necesitaba un punto estratégico como Málaga (a él se le atribuye la frase ?Ni un tiro más por Málaga?), las tropas franquistas apoyadas por la aviación alemana y los militares italianos atentaron cruentamente contra civiles indefensos, en su mayoría mujeres, niños y ancianos.
Este libro pretende recrear lo que sucedió en esa huida así como en los días previos a la caída de la ciudad. Para este propósito utiliza la información proporcionada por multitud de testimonios, así como las referencias gráficas y literarias que se disponen del ignominioso suceso. De esta manera, hechos que no cuentan los libros de historia se pueden ver aquí retratados con sorprendente nitidez a partir de distintos relatos, como la imagen que guardan los fugitivos de la mujer que aun muerta por heridas de metralla todavía sostenía al niño que amamantaba.
El libro cuenta con dos extensos apéndices. El primero es la recopilación de los más de cincuenta testimonios que han servido para reconstruir lo ocurrido durante la desesperada huida. Entre ellos hay extractos de libros, memorias personales, relatos y entrevistas. En estos fragmentos podemos encontrar las palabras de personajes tan dispares como Arthur Koestler (escritor británico, corresponsal de guerra y espía comunista), Luis Bolín (sí, el mismo que alquiló el avión Dragon Rapid, y después ostentó distintos cargos durante el Franquismo), Norman Bethune (prestigiosísimo cirujano canadiense que auxilió a los refugiados y creó una de las primeras unidades móviles de transfusión de sangre), Manuel Cortés Quero (último alcalde republicano de Mijas, que fue topo durante treinta años, el tiempo que permaneció oculto en su habitación) o distintas personas anónimas que sin quererlo se vieron convertidas en los protagonistas de este primer éxodo moderno. Como muestra, las palabras de Ángeles Vázquez León (13 años en la huida): ?La carretera era una riada de gente, unos pegados a otros como en una manifestación, las madres y los padres con los pequeños en brazos. Ya nadie llevaba bultos ni maletas, todos los habíamos ido dejando en el camino. Los niños lloraban y los padres ya no tenían fuerza ni para consolarlos. Así llegó la noche y lo peor, pues al ser tantos miles y en la oscuridad no nos veíamos: el miedo se apoderó de todos. Entonces fue un griterío infernal, todos nos llamábamos para saber que íbamos al lado. Así las voces de unos ahogaban las de otros y los gritos de alguien a quien los suyos respondían a su llamada?.
El segundo apéndice es el testimonio gráfico de este suceso, con un total de más de cincuenta fotografías e imágenes que ilustran la larga marcha. Aparecen las fotografías de Hazen Sise (el ayudante del doctor Norman Bethune) de la exposición El Crimen De La Carretera Málaga?Almería junto a otras antes inéditas y además se reproducen otras del fotógrafo de guerra Robert Capa (?Si tus fotos no son lo suficientemente buenas es que no te has acercado lo suficiente?). |
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