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Baúl De Prodigios
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por Francisco J. Vázquez
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Los baúles son los elementos que guardan aquellos recuerdos, aquellos útiles que un día fueron parte importante de nuestra vida y que, por el devenir del tiempo, el pasar de las modas o, en su defecto, el simple correr del tiempo, nos obligan a arrinconarlos para siempre en un espacio destinado a almacenar recuerdos. Cuando se abre un baúl surge de su interior todo un universo de sensaciones que nos permite echar un ojo al pasado, ver cómo estábamos, comparar con el presente, y reflexionar sobre si es cierto aquello de que cualquier tiempo pasado fue mejor.
BÁUL DE PRODIGIOS, la obra de Miguel Ángel Zapata, nos sumerge también en un crisol de sensaciones a través de decenas de relatos muy cortos. De su inventiva surgen las más descabelladas situaciones en una realidad que supera los límites de lo establecido. Textos pequeños cargados de grandes dosis de imaginación que no sólo entretienen, sino que también sorprenden.
Zapata se adentra en un genero difícil como es el del microrrelato; difícil en tanto y en cuanto no todos aquellos que se deciden a escribir uno consiguen reflejar mucho en tan poco. Miguel Ángel sí que lo consigue, y lo hace siguiendo un trayecto personal, un camino independiente de otros grandes del microrrelato que comenzaron como él, reflejando en pocas líneas un macrocosmos interior.
BÁUL DE PRODIGIOS está dividido en cinco grandes bloques. Parece imposible que las temáticas sean tan definidas y cada texto, de manera independiente, tenga interpretaciones diversas. Es la magia de este género, y es señal de que Miguel Ángel Zapata, después de sus TERNURAS INTERRUMPIDAS, ha sabido mantener el sendero de los elegidos para poder plasmar en papel aquellos sueños, deseos y sensaciones que un día atenazaron su alma, espíritu y mente.
Lo más destacable de todo es que cada relato es sencillo; posiblemente ha de ser así si lo que quiere es transmitir grandeza. Quién sabe... lo mismo es una lección. |
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