comentarios de libros agapea.com
ir a la home
ir al listado de comentarios
ir al listado de entrevistas
ir al listado de articulos
ir a contacto
ir a ganadores sorteos
ir a articulos de enigmas pendientes
ir a articulos de psicologia
ir a articulos de literatura
  

Vino Del Cielo
por Francisco Contreras Gil

Fue uno de los últimos encuentros con humanoides ocurridos durante los años noventa en España. Marino Amaya, prestigioso escultor afincado en Marbella, protagonizó un fascinante y desconcertante encuentro con lo insólito. Viajamos hasta la Sierra de Málaga para conocer todos los detalles de una historia única dentro de los encuentros imposbles y llegó a mantener divido a un pueblo.
portada Vino Del Cielo
Son muchos y variados los casos de supuestos encuentros con humanoides en nuestro país. Extrañas observaciones de seres antropomorfos, de rasgos angelicales o diabólicos, visiones de pesadilla que se encuentran estrechamente relacionados con la aparición de objetos volantes no identificados, sucesos absurdos que han marcado la vida de cientos de personas de toda índole social y cultural. En definitiva, incidentes sin explicación alguna que parecen mostrar que en ocasiones se abren puertas a otra realidad. Enigmas Pendientes rescata del olvido un episodio distinto a todos. El protagonizado por el popular artista Marino Amaya, conocido y prestigioso escultor leonés, cuyo trabajo cuenta incluso con un museo en la ciudad alemana de Dusseldorf (Alemania). Una historia que ha llegado a tener un desenlace del que no existen precedentes en nuestra piel de toro: La división de un pueblo -que se debate entre la fantasía y la realidad-, motivada por una escultura de bronce que representa a un extraño "ser".

Todo ocurrió el 30 de septiembre de 1996. Era alrededor de las ocho y media de la tarde. Marino Amaya, como cada anochecer, había guardado a sus perros en la jaula y cerraba el candado. En ese momento, algo extraño atravesó el cielo...

"Yo estaba en el campo, en la finca que tengo en la montaña. Había recogido a los perros y estaba montándome en la furgoneta cuando una luz, como una llamarada, atravesó todo el cielo. Fue impresionante y curioso porque tres días antes había podido ver algo igual. Era cerca de la una de la madrugada y estaba en la carretera. Iba para Málaga desde Madrid y cuando pasé Córdoba, cerca de la localidad de Cabra, apareció un cuerpo luminoso. Era como una llama que iba volando, navegando por el cielo. Paré mi furgoneta y me bajé a la calzada para poder verlo bien. Volaba muy bajo y no era ningún meteorito ni ningún avión. Como te decía, aquel día, cuando ya me iba, volvió aparecer. Lo pudieron ver más personas".

Marino no le ido importancia a aquella visión en el firmamento, una rara luminaria que pudo ser observada por más personas. Concretamente por varios vecinos de los chalés colindantes a su finca.


CARA A CARA CON LO IMPOSIBLE

Tras la visión de aquel lucero cruzando el cielo, comenzó lo insólito.

"De repente, a mi izquierda, se produjo un ruido extraño. Miré y pareció como si los matorrales y las hojas bajas de los árboles se estuvieran moviendo. Pero no había viento. Aquello me llamó la atención. En un primer momento pensé que se podía tratar de jabalís o de algún zorro, podía ser peligroso. Me subí corriendo a la furgoneta. Cuando cesó el extraño sonido, bajé de nuevo y con mucha precaución abrí los candados de la jaula de los perros pensando, inlcuso, que podía tratarse de algún atracador. Una vez sueltos los perros, me acerqué hasta el lugar. De pronto, noté una sensación extraña. Sentía escalofríos en todo mi cuerpo. Al volver la cabeza, había una fuerte luz que cegó mis ojos. No podía ver nada en absoluto. Estaba totalmente paralizado y mi cuerpo atenazado como si estuviera clavado al suelo. Lentamente la luz empezó a perder fuerza y mientras se alejaba, un "ser" emergió de ella volando directamente hacia mí. Se sentó en una piedra mirándome fijamente. Me encontré con algo extrañísimo, pero maravilloso. Después de media hora levantó sus brazos hacia el cielo y se volvió para perderse en la oscuridad. A los pocos minutos, se encendió la misma luz anterior y desapareció en el cielo".

Los ojos del escultor brillaban con fuerza. Transmitían una extraña emoción mientras señalaba el lugar del encuentro y revivía la experiencia.

-Marino, ¿qué ocurrió durante aquellos treinta minutos?

-Al principio sentí temor porque aquellas facciones, aquellas formas, eran nuevas para mí. Nunca pensé que se tratara de nada extraterrestre, de un "ser" de otro mundo. Era un ser vivo, era lo único que tenía claro. Se movía y levantaba los brazos al cielo. Me fui tranquiliando con sus palabras, pero no me atreví a tocarle. Le observaba. estuvo acariciando a los perros. Parecía que quería sentirlos. Hacía lo que quería con su cuerpo. Se movía de un lado a otro. Subía y bajaba, se iba poniendo de piedra en piedra, sin hacer movimientos bruscos y alarmantes, parecían movimientos musicales.

-¿Y cómo era aquel ser?¿Qué aspecto tenía?

-Tenía un cuerpo pequeño, estilizado, con unos brazos largos, muy largos. Si lo comparamos con un ser humano era desproporcionado. Las manos le llegaban a las rodillas. Los pies eran planos, como aletas de un pez, pero de forma humana. La cabeza era más bien grande, ¿cómo te lo explicaría? Utilizando los cánones de escultura mediría cuatro cabezas de alto. Era un personje distinto, casi divino, con unos ojos muy grandes de color azul; parecía que giraban y su cuerpo tenía una tonalidad rojiza como las tejas. Además... ¡volaba! Iba de un sitio a otro, de una piedra a otra. era lo más parecido a un ángel. Se desplazaba de una forma increible, como un globo de gas que cuando lo sueltas se escapa. Éste sería un buen ejemplo.


"Es un secreto a voces que el sacerdote no quería la escultura allí. Según él, eso no era un ángel y no podía estar allí, había que quitarlo. La llegaron a robar dos veces en muy poco timepo así que decidieron quitarla. Nunca debí acceder a poner la escultura en ese lugar"
portada Vino Del Cielo



UN PUEBLO DIVIDIDO

Tras la experiencia, Marino Amaya decidió plasmar para la posteridad aquel "ser". Hacer realidad la silueta del "ángel" que acaba de presenciar como legado de su vivencia.

"Tras el encuentro me fui rápidamente a mi estudio. En esa época lo tenía en la calle Pablo Casal de Marbella, ahora lo tengo aquí en el campo, y me puse a moldear lo que había visto. No quería perder de mi mente las facciones, las formas. Quería dejarlas para la eternidad y que no se perdieran". Fue así como, con sus manos, concibió primero en barro, y luego en bronce, la escultura que posteriormente fue bautizada bajo el título: "Vino del cielo".

Tuvo la necesidad de dejar plasmado para la eternidad aquel "ser". Días más tarde, el antiguo alcalde de la localidad de Ojen (población situada a pocos kilómetros de Marbella), Francisco Manuel Vázquez, se ponía en contacto con Marino Amaya.

"Me llamó y me preguntó si quería poner la escultura en el pueblo. A mí me daba igual y la doné. Él decía que sería bueno para el pueblo. Una grúa cargó una de las piedras en las que el humanoide había aparecido junto con la escultura, y se decidió que se situaría justo a la entrada de la población, frente a la fuente del chorrillo".

Una enorme forma rocosa en la que emergía un "ser" antropomorfo a la que se le añadió un azulejo con el lema: "El ángel que vino del cielo".

A las pocas semanas, la polémica por el monolito escultórico corrió como la pólvora entre los veicnos de la serranía malagueña. El pueblo se dividió entre el escepticismo y la credulidad comandado por el sacerdote de Ojen. El reverendo de la iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación no vio con bueno ojos la escultura angelical"aquello no podía estar allí" dijo textualmente.

"Es un secreto a voces que el sacerdote no quería la escultura allí. Según él, eso no era un ángel y no podía estar allí, había que quitarlo. La llegaron a robar dos veces en muy poco timepo así que decidieron quitarla. Nunca debí acceder a poner la escultura en ese lugar".

Nadie sabe el paradero actual de la talla. ¿Quién sabe si encuentra en algún almacen perdido del ayuntamiento andaluz, escondida de la gente por motivos religosos e ideas inquisitoriales?

Del encuentro, de esa fascinante historia social repleta de censuras, sólo queda una nueva obra artística que realizó Marino Amaya. Está ubicada en el mismo punto donde se produjo lo inexplicable, en la originaria forma pétrea, como si estuviera suspendida en el aire, donde parece cobrar, nuevamente, vida propia.


"Marino Amaya decidió plasmar para la posteridad aquel "ser". Hacer realidad la silueta del "ángel" que acaba de presenciar como legado de su vivencia."
portada Vino Del Cielo
(c) Fotografías: Francisco Contreras Gil.

Reportaje aparecido en la Revista Más Allá de la Ciencia, nº 176. Reproducido con el permiso de la publicación.
Imprimir artículo  /  Enviar por email