| En medio de tanta tragedia en los medios; entre tanta crispación política que atenaza la razón y el pensamiento constructivo; en ese barrizal contagioso de tanta insulsez y bazofia cardiopiltrafera, personajillesca y triunfita en la farándula del colorín, la calima estival abre un paréntesis para una reflexión que debería tener una trascendencia movilizadota en nuestro espacio social y que sin embargo, verán como pasa por desgracia como una anécdota. Se trata del informe sobre bibliotecas y libros elaborado por la Fundación Germán Sánchez Ruipérez, que se ha avanzado ahora, y que me envían mis amigos de esta entidad, que saben que una de las pocas cosillas que uno puede tener a gala es la de dedicar algún tiempo y algún esfuerzo al fomento de la lectura. Por cierto, informe que nos desplegará la totalidad de su contenido próximamente. El trabajo que se hace público desde esta fundación que siempre ha venido caracterizándose por un trabajo profundo de investigación en torno a la lectura se adentra en distintos perfiles relacionados con la lectura y, desde luego, a la luz de sus datos, lo que resulta significativo es que en los pagos españoles nos encontramos en una desoladora inferioridad de condiciones en relación a países de nuestro entorno y a otros de similares características que las nuestras. No se trata solo del dinero público (que también) destinado a fomentar y desarrollar la lectura, sino de crear actitudes y condicionantes que permitan que una gran parte de la población se enganche al libro, con lo que simboliza y aporta. Así a la gran mayoría de las gentes les importa un pito el libro, la lectura y cuanto se relaciona con tal vía de promoción de la persona. Lo ha señalado el vicepresidente ejecutivo de la Fundación, Antonio Basanta, que da la cifra de que el 79% de la población española es ajena a la oferta de las bibliotecas y que la media europea invierte en bibliotecas públicas 16,5 euros por habitante; en España, 6,22 euros. En la adquisición de libros, la media europea invierte más de tres euros por habitante; en España, 88 céntimos. Basanta califica como «desidia, ineptitud y fraude el sistema educativo que no hace de la lectura su eje». Y es que seguimos ciegos a la evidencia.
Realmente el ámbito de la lectura se halla inserto de lleno en el planteamiento educativo, aunque el sistema educativo lo trata demasiado pobre y puntualmente. Y así, resulta que la gran mayoría de los estudiantes españoles cuentan con una reducida comprensión lectora que les reduce su reflexión crítica, sus modos de expresión, su acervo cultural y en definitiva les corta su integral formación. Seguiremos sumidos en la incultura si damos la espalda al libro pensando que ahora es ya una antigualla frente al peso de las nuevas tecnologías. Eso sí que debería de preocupar a esta sociedad insubsistente y de rebajas. | |
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