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Ser Madre Soltera
por Josefina Castillo

A lo largo de la historia se han dado casos de mujeres que se han quedado embarazadas por uno u otro motivo y que han tenido que criar y educar solas a sus hijos.

Quizás nunca nos hayamos llegado a plantear, si no nos ha tocado vivirlo de cerca, qué han podido hacer estas mujeres para superarse e ir criando a sus hijos sin ningún tipo de ayuda.

Pero siendo empáticos pensemos por un momento la situación y su dureza hasta que tras nueve meses de la inesperada noticia te enfrentas al reto de realizar la tarea de crianza sin ayuda alguna.

El acto de traer un hijo al mundo conlleva muchas emociones y de ello también depende de si es deseado y buscado o inesperado.

También hay familias que ante un embarazo en una hija adolescente responden de muchas maneras y, o bien acogen esto como algo que sin tener ya remedio será bien recibido, o puede suscitar en otras familias una catástrofe y llegar a abandonar a sus hijas a su suerte.

Así, dependiendo de lo protegida o desprotegida que se sienta la adolescente ante este hecho, desarrollará unas u otras emociones y podrá tirar para adelante de una manera u otra con su maternidad.

En primer lugar abordaremos su situación y sus posibles efectos. Si está estudiando por ejemplo, según su circunstancia podrá acabar el curso o deberá abandonar los estudios para dedicarse a su hijo. Si está trabajando también, dependiendo de su contrato, optará a una baja de maternidad o no. Y en el caso de que se vea sola ante la inesperada situación deberá abordar la idea de buscar un empleo, en caso de que se encuentre sola y sin ayuda para mantener a su hijo, con lo cual todo esto le llevará a sufrir distintos trastornos.

También hay que tener en cuenta si la adolescente tiene una pareja estable que le apoyará y ayudará en el camino de la paternidad, o si por el contrario no tiene pareja o ésta le abandona en ese momento.

Todos estos hechos desarrollarán en la joven diversas emociones como: depresión, estados de ansiedad, tristeza, miedo ante lo desconocido, miedo por hacerlo bien… alegría ante el importante hecho, pérdida de la juventud (pasará de ser niña a ser mamá). Y como no, la duda sobre si debe tener a su hijo o debe deshacerse de éste.

El caso en el que la joven madre tenga un círculo socio-familiar que no la apoye acentuará y agravará estos sentimientos y no será un momento de su vida agradable de llevar.

No cabe entender, desde mi punto de vista, que después de lo inesperado y traumatizante que será para una chica joven, menor de edad, enterarse de que se ha quedado embarazada, pensar que no va a ser ayudada en este momento por su familia que es quien de una u otra forma debe estar ahí para los malos momentos. Debe ser un amortiguador para ella.

Justo en esas circunstancias, en que también pensemos que a una joven se le acaba su adolescencia al tener un niño, lo que más necesita es ayuda, información y apoyo, sobre todo por parte de sus familiares. Todo lo que vaya recibiendo luego hará que se desarrolle como persona y por su puesto como futura madre.

En el caso de ser una mujer que decide por propia voluntad ser madre soltera las cosas varían mucho.

Su mayor problema es el estrés que conlleva tener un trabajo estable y compaginarlo con la educación y crianza del bebé. El tener un entorno laboral y económico adecuado para un desarrollo normal del niño sin carencias de ningún tipo. Y claro, el hecho de ocuparse de su hijo ella sola o con ayuda de sus familiares, pero sin un padre.

Se valora la alegría que aporta la decisión de tener un hijo y compensa ese nerviosismo e inseguridad que puede aparecer al pensar en tener que trabajar y ser madre a la vez.

También se sufre una pérdida de la independencia que se poseía anteriormente y todo el tiempo de ocio anterior ahora lo acapara el nuevo miembro de la familia.

Hay que pensar que su educación va a ser monoparental pero sin ningún tipo de carencias con lo cual hay que dar más del 100% en el nuevo rol de madre.

En caso de que la nueva madre (debido a sus circunstancias de novel en su papel y carecer de ayuda y/o pareja), se exponga a una situación en la que padezca un estado de depresión, al menor síntoma debemos ayudarle y que acuda a un especialista, puesto que ese estado le llevará a no atender de manera adecuada al bebé y llegar incluso a enfermar ella, además de que conforme crece el niño nota sensaciones y puede favorecer que su personalidad sea tendente a la depresión.

Una reflexión es que existen instituciones que facilitan la ayuda a aquellas madres solteras para poder trabajar y mantener a su hijo, pero debemos tener en cuenta que durante la primera etapa de vida del niño es muy importante tanto la lactancia materna como el apego madre–hijo, con lo cual es preciso decir que la madre (que en su caso esté sola para cuidar al niño) intente pasar el mayor tiempo posible con éste e interactúe con él para no perder ese vínculo.

En cuanto al hecho de que una joven madre y además soltera se enfrente al nuevo rol, es posible que sienta cierta ansiedad por su inexperiencia y su falta de madurez pero ante todo no debe ponerse nerviosa porque irá aprendiendo día a día de su hijo y debemos pensar que la acción de madre es innata en nosotras y en principio no tenemos porque penar que lo haremos mal o que no sabremos porque es algo natural que va con nosotras desde que nacemos y que mejor o peor nunca lo haremos mal, puesto que es algo instintivo.
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