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Reacciones A La Desaparición De Un Ser Querido
por Josefina Castillo

Todos sabemos lo que se siente cuando perdemos a alguien para siempre. De una u otra manera nos ha tocado pasar por eso y vivenciarlo.

A la etapa que pasamos durante un suceso desagradable de perder a una persona querida se le llama duelo.

Podemos definir el duelo como una reacción o proceso emocional por el que pasa una persona ante la muerte de un ser querido. Es un conjunto de fenómenos psicológicos que se dan a nivel cognitivo, conductual y emocional, y que se desencadenan en el doliente ante todo tipo de pérdida.

La verdad es que cuando muere una persona muy cercana a nosotros esto nos genera un malestar, una secuencia de estrés y tristeza; para poder sobrellevarlo y atravesar este síndrome de adaptación surge el fenómeno conocido como periodo de duelo.

El síntoma que caracteriza la pérdida de un ser querido y el más habitual es la tristeza. Esto es algo perfectamente normal, siempre dentro de unos límites establecidos, pues una reacción excesivamente depresiva e intensa puede dar lugar a lo que se conoce con el nombre de duelo patológico.

Hemos de tener en cuenta que según sea la muerte del ser querido y las circunstancias, así vamos a reaccionar y nos va a afectar. Por ejemplo no actuaremos igual ante la muerte de una persona muy anciana que por su avanzada edad esperamos de una manera mas realista que pueda morir pronto. En esta situación es doloroso pero la reacción es distinta puesto que tenemos creadas unas expectativas de esa situación. Diferente es la muerte de una persona joven ante una enfermedad terminal en la cual siempre se tienen esperanzas y expectativas de vida, o una persona joven ante un accidente cuya muerte es repentina. Aquí nuestra forma de reaccionar es diferente y pasa por sus fases de una forma más lenta. Los pacientes de enfermedades terminales también sufren el proceso de duelo, pues sienten o sufren la vivencia de la pérdida de sí mismos. El duelo atraviesa distintas fases desde que el individuo se entera de la enfermedad que padece hasta que la acepta o llega a su fin. Pasa por 5 fases o estados que son los habituales, y dependiendo de varios factores pueden ser más o menos largas que otras e, incluso, hay pacientes o familiares que pueden saltarse alguna de ellas.   FASES DEL DUELO
  • Fase de negación: en esta fase el paciente no admite la idea de la muerte, llegando incluso a negar la enfermedad diagnosticada por el médico.
  • Fase de ira: aquí el paciente admite la enfermedad, se da cuenta de que ésta avanza y no se cura. Es una fase de protesta y de resentimiento, el sujeto se pregunta cosas como por qué ha tenido que tocarme a mí. Se llama así porque el paciente proyecta toda su ira en su entorno inmediato.
  • Fase de negociación: el paciente ya ha aceptado la idea de la muerte y está dispuesto a cualquier cosa con tal de que su médico le ayude y le salve.
  • Fase de depresión: aparece cuando el paciente se da cuenta de que realmente se encuentra en la etapa final de su vida.
  • Fase de aceptación: suele aparecer al final de la vida, el paciente ya ha dejado de luchar, y aunque normalmente le acompaña un sentimiento de tristeza, también siente un inmenso deseo de paz y tranquilidad.
Parece ser que se obtienen beneficios al pasar por las fases de duelo cuando se anticipa la muerte en los casos en los que efectivamente el fallecimiento del ser querido acontece, ya que la persona puede prepararse para aceptar la pérdida; puede reorganizar sus relaciones interpersonales dentro y fuera de la familia, resolver asuntos pendientes con el enfermo, reestructurar su rol personal, familiar y social, y desarrollar recursos personales para adaptarse a la ausencia definitiva de su familiar, y por tanto, suavizar el impacto del duelo postmortem. Pero cuando la persona que se esperaba que muriera sobrevive y la familia ha hecho su trabajo de duelo anticipatorio, el paciente puede encontrarse con la desventaja de sentirse excluido de su papel en el grupo familiar, ya que ésta se ha preparado para vivir con la ausencia del enfermo. Podemos distinguir varios tipos de duelo según la reacción:
  • Anticipatorio: se produce en el caso de muertes anunciadas.
  • Retardado: se da en aquellas personas que se controlan, que no tienen tiempo de ocuparse de sí mismos o escapan al dolor y la realidad de la muerte de ese ser querido mediante una hiperactividad. Durante meses o años cualquier recuerdo o imagen desencadena el duelo no resuelto.
  • Crónico: se arrastra durante años, absorbido por los recuerdos, incapaz de reincorporarse a la vida normal.
  • Patológico: se caracteriza por un agotamiento nervioso, síntomas hipocondríacos, identificación con el fallecido o dependencia de los fármacos o el alcohol. Requiere ayuda profesional.
Podemos decir que el proceso de duelo oscila entre dos meses y un año, un período de tiempo superior ya se considera como duelo patológico. El duelo patológico se caracteriza por los siguientes síntomas:
  • Sentirse inútil y desamparado tras la pérdida del ser querido.
  • Sentirse culpable por la herencia recibida de la persona fallecida.
  • Tener pensamientos obsesivos con la muerte, como deseos de morir.
  • Tener experiencias alucinatorias con el fallecido, como sentir su voz o incluso ver su imagen (aunque sea fugaz).
  • Aferrarse a la idea de que la persona fallecida aún permanece viva de forma obsesiva y permanente, negando la realidad o no queriendo aceptar la idea de que el ser querido ha muerto.
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