| La dependencia emocional es la necesidad afectiva extrema que algunas personas sienten en sus relaciones de pareja. Esta necesidad hace que se enganchen demasiado de las personas de las que dependen. El patrón más habitual de relación de pareja de un dependiente emocional es el de sumisión e idealización hacia el compañer@, por la baja autoestima que suele tener. El tratamiento es principalmente psicoterapéutico y a largo plazo, porque desde mi punto de vista la dependencia emocional es un trastorno de la personalidad en sus formas más graves y crónicas (suele haber una sucesión casi ininterrumpida de relaciones muy tormentosas y desequilibradas).
Muchas personas (sobre todo mujeres), idealizan a su compañer@, tienen una dependencia patológica de él/ella, justifican el maltrato y llegan incluso a culpabilizarse de éste. Esto se conoce como Síndrome de Estocolmo y es un estado en el que la víctima se ha identificado con el maltratador/a.
La persona dañada se vuelve codependiente de su pareja (el/la agresor/a), aún después de ser golpeada o maltratada. A veces podemos escuchar frases como “es que yo lo/la quiero mucho”… Personas que llevan años soportando golpes dicen “yo no puedo dejarlo/a porque lo/la quiero”. Si lo pensamos es imposible querer a una persona que te trata como si fueras un animal; eso es porque se depende de ella.
Otro motivo por el que algunas mujeres (ocurre también en hombres, pero a partir de ahora nos centraremos en las féminas, que suelen ser las más perjudicadas con diferencia) no se separan de este problema de dependencia es que las anima la sociedad a permanecer con su abusador, como por ejemplo ocurre con la familia, la Iglesia, etc. Les mal-aconsejan diciéndoles, por ejemplo, que es por el bien de sus hijos…
Hay mujeres que no se separan y sufren en silencio por miedo a perder una seguridad económica y la de sus hijos. Esto es fácil verlo en mujeres con un nivel educativo bajo. Otras veces no se separan por las amenazas que reciben de muerte o más violencia por parte de sus agresores si les delatan: “Si vas a la policía te mato”.
Son muchos los casos en los que influye el factor económico. Soportan todo tipo de vejaciones a cambio de no perder la seguridad económica para ella y sus hijos. Se trata generalmente de mujeres con poca preparación académica, conscientes de que sin su marido no podrán vivir cómodamente.
Estas personas no piensan que el amor no se trata de dañar o que duela. El amor implica protección, confianza, respeto por los gustos del otro, comunicación, caricias, ayudas al crecimiento emocional y espiritual. Consiste en compartir la vida con alegría, dialogar sobre las diferencias y preferencias, y respetar la integridad física, moral y espiritual de la persona amada.
Las mujeres que aguantan una relación abusiva indefinidamente acaban perdiendo su salud física y mental, se enferman, y toda la familia acaba enfermando. Éstas, en situaciones abusivas pierden su autoestima, no saben protegerse ni se dan cuenta del peligro que corren.
El abuso emocional consiste en un proceso constante en el que las ideas, sentimientos, características de personalidad y percepciones de una persona son rebajados y despreciados hasta que llega un momento en que la víctima empieza a ver estos aspectos de sí misma como gravemente dañados o incluso ausentes. Es decir, se produce una destrucción de su sentido del yo, de su identidad personal.
A veces muchas parejas intercambian comentarios hirientes o despreciativos durante una discusión. En cambio, el abuso emocional es mucho más que eso, es algo que se da de manera continuada con el objetivo de despreciar y controlar a su víctima.
En el abuso físico también se produce un abuso emocional, pues los golpes implican una humillación y rebajan a la persona, y suelen ir acompañados de insultos u otro tipo de abuso emocional. Los efectos del abuso emocional son mucho más destructivos que el abuso físico y el principal responsable de los trastornos psicológicos que se producen durante el abuso físico.
Puede darse el abuso físico sin que haya abuso emocional, aunque a veces el maltratador comienza con el maltrato psicológico y acaba provocando maltrato físico.
Suele aparecer un patrón cíclico, sobre todo cuando el abuso emocional va acompañado de agresión física: la tensión comienza a intensificarse hasta que se produce un impulso de violencia, que suele ir seguido por un periodo de calma caracterizado por el arrepentimiento del maltratador, el cual adopta una actitud más cariñosa, hasta que nuevamente vuelve a empezar la tensión que aumenta y vuelve a provocar violencia.
El abuso emocional pude ser de dos tipos: abierto y encubierto. - Abuso emocional abierto: consiste en representar conductas como gritar, insultar, despreciar, rebajar, criticar, ridiculizar a la víctima ante otras personas, expresar asco hacia ella, arrojar objetos, dar golpes a paredes, portazos, romper objetos retirar el afecto e ignorar a la pareja o amenazarla con romper la relación (no hacerle caso mientras habla, irse de casa...). Impedir que vea a su familia y amigos, de forma que se aísla de otras personas. Celos y posesividad excesivos (controla con quien está, llamadas de teléfono frecuentes…). Restringir recursos, es decir impedirle acceso a dinero, a llamar por teléfono, etc. Interferir en sus oportunidades de trabajo, en la educación, en cuidados médicos. Obligar a tomar parte en actividades delictivas. Amenazas de muerte o agresión física o sexual, amenazas contra sus hijos y abusos o agresiones contra éstos.
- Abuso emocional encubierto: Es un patrón sutil mediante el cual el maltratador desprecia y rebaja las acciones, pensamientos y emociones de la víctima. Así cualquier pensamiento, sentimiento, preferencia o deseo que expresa la víctima es considerado inadecuado o negado de un modo indirecto.
Si este proceso de abuso se repite de forma continuada, llega un momento en que empiezas a dudar de tu propia competencia, de tus ideas, tus gustos, tus emociones y sentimientos. Si además tu pareja te ha ido aislando poco a poco de tus amigos y familia, no hay quien desmienta sus palabras, esto es conocido como “erosión o destrucción del sentido del yo o identidad personal” . Al dudar de tus emociones, ideas, metas y valores y al empezar a pensar que pueden ser inadecuados y erróneos, comienzas a dudar de ti misma y tu sentido de identidad empieza a estar poco claro. No tienes claro quién eres, qué sientes, qué deseas… Aparece una sensación de vacío interior, soledad y tristeza. Algunas víctimas de abuso emocional tienen la sensación de que están desapareciendo, como si se desvanecieran poco a poco y empezaran a dejar de existir. La depresión y una baja autoestima son frecuentes.
Muchas de las personas que sufren estas vivencias no son conscientes de que son víctimas de abuso emocional y tienden a pensar que lo que les pasa es por errores que han cometido. En un estudio realizado con mujeres maltratadas (Loring y Myers, 1991) se pudo ver que sólo el 29% de las mujeres víctimas de abuso emocional reconocían serlo. Consideraremos que, para la mayoría de las personas, es impensable que tu pareja que te dice que te quiere esté a la vez tratando de rebajarte y humillarte. Por esto no es raro que crean lo que su pareja dice y pensar que son ellas quien se equivocan en gustos, opiniones, pensamientos, etc. Muchas se sienten deprimidas y ni si quiera pueden explicar por qué se sienten así. El primer paso para ello es reconocer que están siendo víctimas de un abuso emocional y establecer una asociación entre sus síntomas y la experiencia traumática que están viviendo.
Personalmente sólo puedo animar a quienes sufren este tipo de abusos a que pidan ayuda a cualquier persona dispuesta a ayudar, vecino, familiar, centros etc. y que con esta ayudan puedan sentirse personas que es lo que son y realicen sus deseos, sus propias metas y proyectos. | |
| |