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Indefensión Aprendida: La Depresión
por Josefina Castillo

A la hora de hablar de depresión tenemos que tener en cuenta que existen diversas teorías que tratan de explicar por qué aparece ésta. Hay 4 enfoques que tratan la depresión y éstos son; conductual, cognitivo, psicodinámico y biológico.

  • El enfoque conductual nos habla de que es la ausencia de refuerzos, deficiencia de habilidades sociales y acontecimientos negativos ocurridos en la vida de la persona la que provoca la depresión.
  • El cognitivo basa su idea en la existencia que tiene la persona de juicios negativos, experiencias de fracaso, indefensión aprendida (haga lo que haga sale mal), ausencia de control, atribuciones negativas.
  • El modelo psicodinámico hace relación a la pérdida de la autoestima, se pierde el objeto bueno (el yo válido).
  • Finalmente el modelo biológico hace referencia a una disfunción en el sistema neuroendocrino debido a una bajada de la actividad de serotonina en el cerebro. Otra posibilidad es que influye un importante efecto de la herencia.
La indefensión aprendida es un estado en el cual se aprende que ante sucesivos fracasos haga lo que haga no voy a conseguir el objetivo. Esta indefensión aprendida es un calvo de cultivo ya que acoge toda una serie de calificativos y sentimientos negativos en el niño (que es quien lo aprende y arrastra en su vida), como miedo, tristeza, inseguridad, etc. Este aprendizaje si perdura provoca a la larga depresión.

Según el autor Seligman, existe un modelo de depresión del desamparo aprendido. Éste afirma que la depresión es el resultado de la expectativa individual ante la sucesión de eventos negativos, sobre los que la persona no tiene un control.

El desamparo aprendido, según Seligman, es la reacción a darse por vencido ante un hecho, no asumir responsabilidad alguna, no responder… como consecuencia de tener la creencia de que cualquier cosa que hagamos en el presente o el futuro carecerá de importancia.

El estilo explicativo es la forma que habitualmente escogemos para explicarnos a nosotros mismos por qué suceden las cosas que nos van sucediendo. Es este estilo el que modula el desamparo aprendido. Por ejemplo un estilo optimista bloquea la experiencia de desamparo, en cambio un estilo explicativo pesimista permite que la misma experiencia de desamparo que la persona experimenta se extienda a otras situaciones de su vida.

La intensidad y el tiempo de la experiencia de desamparo dependen de la forma en que cada persona decide explicarse a sí mismo las cosas que le suceden.

Hay una serie de factores tanto psicológicos como psicosociológicos que influyen en la depresión. Estos hacen que una persona sea propensa a la depresión y pueden causar que desarrolle la enfermedad. Dichos factores son Factores psicológicos externos tanto pasados (como de la infancia que hagan ser propenso a la depresión), como presentes y del entorno, y Factores psicológicos internos.

El hecho de carecer de contacto con los padres o perder en la infancia a uno de los padres por fallecer o divorciarse, por ejemplo, nos hacen propensos a la depresión. Así como una educación emocional fría por falta de atender nuestras necesidades emocionales.

Un hecho importante es que una educación con carencias de este tipo hace que las personas sean más propensas a la depresión en su vida posterior. Además se ha comprobado que los depresivos recuerdan con más probabilidad una educación basada en un control insensible.

En cuanto a factores externos que desencadenarían depresión son por ejemplo el haber sufrido abuso tanto físico como sexual, problemas en el hogar, padres que usen la vergüenza como medio educativo, padres que favorezcan claramente a otros hermanos…

También hay factores externos que junto con el hecho de ser propensos aumentan el riesgo de padecer una depresión. Estos son por ejemplo una relación sin recompensas emocionales o que haya sido conflictiva con una pareja, un divorcio con mucha tensión, un entorno laboral poco gratificante o estresante, largo periodo de desempleo, o la soledad.

Hay 4 rasgos de personalidad que pueden ayudar a aumentar el riesgo de desarrollar una depresión: el nerviosismo, un modo negativo de pensar, pautas pasivas de conducta y un perfeccionismo obsesivo.

Si la persona es susceptible y sensible es más fácil que padezca depresión.

Los pensamientos negativos hacen ser pesimista y se generalizan a todo el entorno de la vida de esa persona: se tiene tendencia a asumir la responsabilidad por lo que no ha ido bien, se cree que las cosas negativas dominan su existencia y se piensa que las cosas nunca mejorarán.

La pauta pasiva de conducta se basa en reaccionar a los contratiempos bien inmovilizándose, renunciando a resolver los problemas o huyendo de ellos.

Existen también otros rasgos de la personalidad que aumentan el riesgo de padecer una depresión. Estos son una baja autoestima, autoestima inestable, alto grado de dependencia emocional hacia otras personas y falta de confianza en otras personas.

Así está claro que una depresión puede curarse gracias a un cambio de pensamientos. Todo consiste en realizar una Reestructuración Cognitiva para poder cambiar nuestra forma negativa de pensar y aprender a pensar de distinta forma dando prioridad a los pensamiento positivos.
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