| A mi juicio la novela negra ocupa un lugar singular en la literatura del siglo XX. Pero no diría lo mismo del siglo XXI. Más que nada porque ésta ha desaparecido, si no totalmente, sí aguada por la multitud de novelas de acción con un toque policíaco; me refiero a los llamados thrillers y otros escritos similares con estilo de best seller.
Estos últimos están teniendo una gran acogida pero, salvando las distancias, las novelas negras de por ejemplo Dashiell Hammet, Raymond Chandler, etc, tuvieron un éxito arrollador en los años treinta y cuarenta del pasado siglo; y además, si uno las lee en la actualidad, se puede apreciar claramente que no han envejecido con los años e, incluso, la calidad artística es muy superior a lo que nos ofrece el mercado en la actualidad.
Resulta admirable comprobar que estas obras poseen un estilo y una garra temática sólo comparables a algunas de las mejores novelas policíacas de ahora. Hasta la descripción psicológica de personajes o situaciones, el sentido del humor, la violencia, el ingenio…, están muy por encima de los trabajos actuales.
Lo dicho hasta ahora son afirmaciones inspiradas en una lectura detenida del género negro americano. No me parece justo dejar a la novela inglesa del siglo pasado sin recordar que también son artífices de ese mismo género. Aunque hay que decir que tienen un tono, diríamos, británico: el famoso humor inglés, el amor a las tradiciones e instituciones públicas y, sobre todo, un tono más deductivo y analítico para crear la trama, descubrir a los criminales…
Hay también un hecho determinante entre las novelas de los autores de uno y otro país: en Estados Unidos (manantial de la novela negra), la policía suele quedar malparada, y triunfa el antihéroe (generalmente un detective privado o un particular). Esto aparece siempre así en las obras de los años treinta, cuarenta y cincuenta. Sin embargo en Inglaterra los protagonistas (llamémosles los buenos) principales, suelen ser inspectores de policía, detectives o personas particulares, todas ellas muy en acuerdo con la policía, con la que colabora. Doroty Sayers o Aghata Christie son dos buenos ejemplos; sin olvidar al mismísimo Chesterton, que gustaba del relato corto policíaco, a parte de su gran obra literaria.
He dejado para el final la figura del antihéroe, tan en boga en las novelas y películas actuales. Este tipo de personaje es un invento de la novela negra americana. Parece como si se hubiera perdido este dato a causa de la profusión actual; y resulta que el antihéroe nació en América en la década de los años 20.
Recomendación de Editoriales: Cátedra, Alianza Editorial, Tusquests. | "la novela negra ocupa un lugar singular en la literatura del siglo XX. Pero no diría lo mismo del siglo XXI." |
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