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El Cáncer: ¿cómo Superarlo?
por Josefina Castillo

Cáncer, una palabra que produce escalofríos con solo oírla y que tiene demasiadas connotaciones negativas asociadas.

Lo principal cuando sabemos de la fatal noticia de padecerlo es que la relación entre el médico y el paciente estrecha un vínculo importante que sirve de apoyo y ayuda además a nuestros familiares y amigos. El apoyo emocional recibido por parte de nuestro médico es muy importante para el enfermo de cáncer.

La mayoría de pacientes de cáncer, al recibir la noticia, sufren un considerable estrés que debido a la enfermedad, al tratamiento y a sus efectos secundarios producen una connotación bastante negativa en la persona. También les preocupa el conocer si esto les influirá en su vida laboral y personal, qué tipos de ayuda recibirán, etc.

Cuando se da la desagradable noticia el especialista desarrollará estrategias de afrontamiento de acuerdo a la persona, para que se adapte a la enfermedad y así mejore la calidad de vida y de supervivencia. Además, proporcionará toda la información pertinente tanto al enfermo como a familia, evitando en lo posible que la familia tome actitudes equivocadas con el enfermo por ejemplo sobreprotegiéndolo.

Hay que evitar por todos los medios que el enfermo ahora sufra de un cuadro depresivo o ansioso.

No podemos obviar que existe gran dificultad para entender una enfermedad sobre la que la ciencia no ha dado aun respuestas concretas, ni sobre su origen ni cómo curarla, y cuyos síntomas obligan a la familia a depender de especialistas que cuiden del enfermo.

El cáncer conlleva una serie de sentimientos puesto que siempre se ha asociado a muerte, cosa que NO ES ASÍ en todos los casos (y que nos debe hacer tener una sensación de esperanza que a veces brilla por su ausencia). Por ello, se reproducen sentimientos de soledad, de fracaso, desesperación, cólera, etc., ante la noticia de cáncer en un familiar nuestro. Y precisamente es lo contrario a lo que debemos mostrar de cara al enfermo y a nosotros mismo; no podemos ni debemos caer en la desesperanza y en darlo todo por perdido porque eso no es así. Hay que tener en todo momento una actitud positiva y no perderla porque de eso depende nuestra recuperación con mayor éxito.

Una intervención psicológica en estos casos se centra en dar a la familia habilidades de comunicación, técnicas en solución de problemas, mediación en conflictos, técnicas de expresión de emociones, etc.

Un hecho importante para el enfermo es conectar con otros enfermos como él. Se recibe mucho apoyo ya que entre ellos conocen bien lo que sienten y son amortiguadores emocionales perfectos unos para otros.

Si la persona que sufre la enfermedad trabaja, realizará nuevas expectativas debido a cómo influirá la enfermedad, la terapia y los efectos en su trabajo, en su vida social, en sus hábitos.... y todo esto al principio hace sufrir quizás un momento de impotencia, un momento de indefensión. Debe pensar cómo va a ir afrontando todo esto.

Una cosa sí está clara: según una persona reaccione ante todo este mundo que se le viene encima así va a padecer su enfermedad. Una actitud positiva va a hacer que se afronte todo con más optimismo y nos ayude a vencerla.

Ya en 1993 Smith y Lazarus consideraban que “cada emoción positiva se produce por una particular clase de evaluación cognitiva conocida como evaluación de beneficio, mientras que cada emoción negativa corresponde a una particular clase de evaluación de daño”.

La felicidad está asociada con el funcionamiento óptimo de los sistemas de conducta. Los mecanismos fisiológicos de la felicidad incluyen centros de placer cerebral, circuitos en el lóbulo frontal izquierdo que están implicados en una experiencia emocional positiva: endorfinas y opiáceos naturales.

La felicidad, pues, tiene unas consecuencias: la alegría tiene poderes recuperativos y puede servir como antídoto del estrés.

El tratamiento  psicológico para pacientes enfermos tiene como objetivo mejorar la calidad de vida y la adaptación tanto del enfermo como de los familiares. Se evaluará el estilo de afrontamiento y el nivel de ajuste o adaptación propio ante la enfermedad. Aquel enfermo con un estilo de afrontamiento mas activo se informará más sobre la enfermedad, leerá más, preguntará más a los especialistas, etc. Se usarán en psicología técnicas cognitivas como Interrupción del Pensamiento (técnica distractora para reducir el pensamiento negativo que irrumpe a menudo), se usan también Técnicas de  Relajación, Técnicas de Visualización, etc.

Por su puesto, ni que decir tiene la importancia del apoyo emocional por parte de terapeuta, familia y amigos... pero no compadeciéndonos sino evitando esos sentimientos negativos que les puedan abordar como soledad, miedo, ansiedad… Lo único que daremos en todo momento es esperanza y confianza en salir de esto airosos, tener un pensamiento positivo en todo momento y afrontarlo de una manera muy optimista sin pensar que esto es el final de nada.

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