Cristos Y Vírgenes Sangrantes En España por Francisco Contreras Gil A lo largo y ancho de nuestra geografía nos encontramos con un gran número de episodios presuntamente milagrosos. Sus protagonistas: esculturas de Cristos y Vírgenes que parecen cobrar vida propia llorando y rezumando sangre. Hemos recorrido la Península Ibérica para rescatar los últimos casos quiméricos. Una excusa para viajar... en busca del milagro. Los incidentes de imágenes sangrantes están relacionados curiosa y estrechamente a la historia de las religiones. Y de entre todas las instituciones espirituales destaca, sin lugar a dudas, la católica. Las imágenes que representan habitualmente a Jesús, la Virgen o algún santo, construidas con materiales tan variados como la escayola, el yeso, piedra o madera, son noticia bastante a menudo cuando, sin explicación alguna, rezuman líquidos acuosos o exudan y lloran sangre. El doctor italiano Piero Casolini, uno de los pioneros en el estudio de esta fenomenología, recopiló durante la década de los años cincuenta un gran número de episodios que ocurrieron en Europa. En sus conclusiones, dictaminó que cada año se producía como media dos casos en cada país salvo en Italia y España. En estos países las cifras se disparaban rompiendo cualquier estadística. Y es que en nuestro país encontramos una larga y extensa lista de casos. Sucesos que vienen produciéndose desde hace siglos... NUESTRA SEñORA DEL MILAGRO Uno de los primeros lances quiméricos constatados en nuestra piel de toro se produjo en la población de Cocentaina, en la Sierra de Mariola, a unos setenta kilómetros de Alicante. La Ermita de Nuestra Señora del Milagro, más concretamente la Capilla de San Antonio, fue el lugar donde el 19 de abril de 1520 un icono bizantino de la Mare de Deu, traído desde Roma en el año 1420, lloró sangre. Las crónicas y documentos de la época realizados por diferentes autoridades como Don Luis Juan de Alzamora, secretario del Consejo de Cocentaina, así dejaron constancia. "Era el 19 de abril del año 1520 cuando Mosén Onofre Satorre celebraba la Santa Misa en presencia de Don Guillermo de Corella, primogénito del Conde Don Rodrigo, y al llegar a las últimas oraciones reparó que la imagen de la Madre de Dios derramaba lágrimas de sangre, sin impedirlo la insensibilidad de la materia sobre la que estaba pintada. Para cerciorarse más del prodigio que se admira, terminada la Misa, toma la Santa Imagen con sus propias manos, toca una lágrima del ojo izquierdo y, ¡Oh maravilla!, dicha lágrima se extiende y deja la señal en el dedo del afortunado sacerdote, a quién ya no le cabe duda de que la Santísima Virgen llora. Cuál fue la noticia, con la velocidad de un rayo, por la villa y lugares circunvecinos y en la tarde del mismo días se reunieron en la Capilla del Palacio las autoridades, jurados, caballeros, con gran multitud del pueblo, y hechas las diligencias con las formalidades que el caso requería, calificaron el hecho de milagroso". En la actualidad el retrato puede ser contemplado en el Convento de las Religiosas Clarisas. Un templo de estilo barroco fundado en 1658 que se ha convertido en un lugar de peregrinación. Treinta años más tarde ocurría un nuevo capítulo milagroso en tierras navarras. El acontecimiento se remonta al siglo XVI cuando un busto del redentor, de estilo gótico, comenzó a sudar sangre al mismo tiempo que el misionero español Francisco Javier sufría toda clase de penurias y castigos. Un portento que alcanzaría su mayor esplendor el día 3 de septiembre de 1552, según cuentan las añejas crónicas, cuando el santo moría en la playa de Sancián y el Cristo del Castillo, según lo que fueron testimonios recabados, sudó abundantemente un líquido rojizo ante cientos de testigos durante toda la noche. Fueron los primeros capítulos celestiales acaecidos en nuestro país. Pero en los últimos veinte años se han producido sorprendentes episodios que han conmocionado a la opinión pública y en los que se han visto involucrados autoridades eclesiásticas y Fuerzas de Seguridad del Estado, muchos de ellos rodeados de gran polémica, instaurando pareceres dispares entre investigadores, escépticos y medios de comunicación, como los ocurridos hace años en el levante español. EL CRISTO DE ANTONIA ÁLVAREZ A finales de marzo de 1985, el número 7 del Paseo de Saladar, ubicado en la localidad alicantina de Denia, se convirtió en un hervidero de curiosos ante un supuesto milagro relacionado con una imagen sangrante. Un busto del Cristo de Limpias, con esa característica mirada perdida en el infinito y un marcado gesto de dolor y sobriedad en su rostro, propiedad de Antonia Álvarez, apodada la "vidente de Denia", acaparó la atención de la opinión pública cuando comenzó a llorar. Lo que en un principio fueron lágrimas cristalinas, según los testigos, a los pocos días se transformaron en gotas de sangre. El fenómeno conmocionó a la urbe dienense que, estupefacta, observó como miles de personas acudían en peregrinación para poder presenciar el portento. Durante varios meses los medios de comunicación locales, como los rotativos LEVANTE, LAS PROVINCIAS e INFORMACIÓN DE ALICANTE, se hicieron eco diariamente de la noticia. Los reportajes del fabuloso suceso acapararon un gran número de páginas en la prensa mediterránea tratando de informar y profundizar en los insólitos hechos. Fue así como dos periodistas, Alfredo Aracil y Julio Monfort, responsables de las crónicas del caso, publicaban en exclusiva los resultados de los primeros análisis realizados a la sustancia que derramaba el icono religioso. Tras una minuciosa investigación desvelaban que las lágrimas del Cristo eran mercromina. Varios agentes de la Benemérita, como publicaron los reporteros, llegaron a requisar el busto religioso para analizar la sustancia que emanaba ante las sospechas de fraude. Los análisis realizados por los miembros de la Guardia Civil de la Comandancia de Alicante fueron contundentes. La publicación de la noticia, junto a otros diferentes y oscuros movimientos económicos realizados por Antonia Álvarez denunciados en su momento por un grupo de acólitos, hizo que el caso quedará relegado al olvido. Pero a pesar de todas las denuncias que se interpusieron sobre la vidente, la cual fue juzgada por estafa y posteriormente absuelta, y transcurridos casi diez años, el Cristo milagroso todavía es objeto de veneración y puedes ser contemplado en una pequeña capilla construida por los seguidores del fenómeno mariano. Un pequeño templo sagrado donde todavía se reúnen los seguidores de la iluminada alicantina que durante los años ochenta, y tras los llantos sobrenaturales celestiales, recibió presuntamente mensajes divinos y sufrió estigmas de dudosa veracidad entre otros sucesos inexplicables. Una humilde advertencia si decides visitar el lugar. Las cámaras de fotos o de video no son bien recibidas. Los periodistas son censurados. Reina el fervor religioso más radical. La primera vez que acudí, tuve que rezar el Credo junto a los asistentes... "Durante tres días seguidos el Cristo no cesó de emanar sangre. Concretamente hasta el día 26 de octubre de 1996, alrededor de las 19 horas, todo cesó." TRES DíAS CONSECUTIVOS DE LLANTO Únicos en su género fueron los lagrimones de sangre derramados en octubre de 1986 por un busto de Cristo en la localidad alicantina de Monovar. Inmaculada Cutilla, de 32 años de edad, no dio crédito a lo que presenció. Una imagen de Cristo que tenía desde hacia tres años en su casa comenzó a exudar sangre. "Me di cuenta de las lágrimas cuando fui a quitar un vaso de agua –explicó Inmaculada–. No me lo podía creer". La talla mostró dos pequeñas gotas casi inmóviles, situadas debajo de los ojos y la escayola parecía húmeda. A las pocas horas el rumor del milagro se extendió por toda la comarca. Y como en anteriores casos, gentes venidas desde los más diferente puntos geográficos acudieron a Monovar para contemplar y venerar al Cristo. Durante tres días seguidos el Cristo no cesó de emanar sangre. Concretamente hasta el día 26 de octubre de 1996, alrededor de las 19 horas, todo cesó. La iglesia no llegó a emitir ningún comunicado al respecto. Ni siquiera hubo ninguna investigación. Han transcurrido casi diez años y el fenómeno no se ha vuelto a repetir. Y hasta la fecha no se ha podido demostrar un origen fraudulento. Todo lo contrario a lo acaecido en la localidad de Mura. EL SANGUINOLENTO MILAGRO MADRILEñO El 12 de febrero de 1995, en la localidad madrileña de Leganés, una figurita traída de Fátima originaba un nuevo llanto sangriento. El portento precedió a los supuestos mensajes celestiales que comenzó a recibir Manuela Corral, empleada de limpieza de cuarenta años de edad, en marzo de 1994. Desde aquellas fechas un ser luminoso comparecía ante la vidente y le comunicaba los designios de la humanidad. El fenómeno corrió como la pólvora en la ciudad y los medios de comunicación dieron cuenta rápidamente. "Desde el día 13 de junio de 1995, cada día 13 y el último de mes, a partir de las diez de la mañana, un grupo de mujeres y hombres se reúnen junto a un árbol situado en el arroyo Butarque, frente a la Fuente de la Teja, en el barrio de la Fortuna de Leganés, esperando una aparición de la Virgen", publicó el periódico local EL BUZÓN DE LEGANÉS. La sustancia sanguínea que derramó la escultura fue uno más de los singulares episodios utópicos que rodearon, y aún rodean, a la nigromante. Sucesos que han quedado inmortalizados en un pequeño libro titulado ¿POR QUÉ LLORA LA VIRGEN?, escrito por la propia iluminada, en el cual narra las experiencias marianas desde sus comienzos y en el que se publican algunos de los mensajes que recibía con el peculiar método de la escritura automática. Textos que, tras los estudios de la escritura realizados por la buena amiga y grafóloga Clara Tahoces, no tienen nada de insólito. Muestran la posibilidad del fraude. EL FRAUDE CATALáN DE MURA A finales del mes de marzo de 1998, rotativos catalanes como LA VANGUARDIA y AVUI publicaban la noticia de un nuevos suceso presuntamente milagroso. El 16 de marzo, los 290 habitantes de la población de Mura comenzaban su jornada laboral estupefactos: una reproducción de la Virgen de Medjugore, ubicada en la Iglesia de San Martín de Mura, había llorado sangre. El hallazgo correspondió al párroco del santuario Luis Costa, cuando, atravesando el jardín, observó como de los lagrimales de la Virgen, colocada en un pedestal, caían dos finos regueros de sangre. Luis Costa acudió a visar a varios matrimonios vecinos para que fueran participes del milagro. Durante repetidas jornadas, decenas de curiosos de la comarca del Bages acudieron a la parroquia para poder ser testigos de lo imposible, pero transcurrida una semana el Obispo de Vic tomó cartas en el asunto. Las autoridades eclesiásticas emitieron una nota de prensa en la que se anunciaba el traslado de la escultura al Obispado para su examen y análisis. Tras varias semanas de silencio absoluto se hicieron publicas las conclusiones de la investigación: "La Iglesia descarta el milagro de la Virgen de Mura –explicaba el comunicado oficial– y lo atribuye a un engaño. La sangre fue aplicada desde fuera. Se ha podido saber y comprobar que todo ha sido una acción irreflexiva cometida por un grupo de adultos, presumiblemente durante la noche del 15 al 16 de marzo. La colaboración de algunas personas ha permitido conocer con certeza los hechos y los autores". Diversos vecinos de la localidad confesaron su delito: la realización de la sacrílega acción como venganza contra el reverendo Luis Costa. Los inexplicables llantos no volvieron a repetirse desde que la talla fuera trasladada al Obispado y los análisis de la sustancia no determinaron ningún elemento significativo en su composición: era humana y su presencia en el rostro virginal había sido realizada de forma intencionada. La jerarquía de Vic tomó cartas en el asunto y ordenó el traslado del párroco a la residencia sacerdotal ante el oscuro cariz de los acontecimientos. Estos son algunos de los sucesos más significativos ocurridos en el pasado. Pero en la memoria quedará un gran número de sucesos como el acaecido el 13 de mayo de 1982 en Granada. En la ciudad andaluza la imagen de la Virgen de las Lágrimas trajo en vilo a los responsables eclesiásticos, pertenecientes a la Clausura de la Comunidad del Hospital San Juan de Dios, para intentar verificar si los llantos de la imagen celestial eran de origen divino o un burdo fraude. O los protagonizados por un Cristo, propiedad de un curandero llamado Rafael Alarcón, en la provincia de Jaén, en mayo de 1996. Un suceso que llegó a ser bautizado por la prensa como el expediente Cristo de Olimpia y que tiempo más tarde pasó como un burdo fraude más. Hoy, mañana... quién sabe, se repetirán sucesos que volverán acaparar las portadas de los periódicos y serán minuciosamente investigados para descubrir... quizás otra realidad. "Las imágenes que representan habitualmente a Jesús, la Virgen o algún santo, construidas con materiales tan variados como la escayola, el yeso, piedra o madera, son noticia bastante a menudo cuando, sin explicación alguna, rezuman líquidos acuosos o exudan y lloran sangre." (c) Archivo: Francisco Contreras Gil. Biblioteca Del Viajero - GUÍA DEL MADRID MÁGICO, de Clara Tahoces. - LEYENDAS Y TRADICIONES VALENCIANAS, de Fernanda Zabala. - LA ESPAÑA EXTRAÑA, de Javier Sierra & Jesús Callejo. Imprimir artículo  /  Enviar por email