| El autismo es una enfermedad poco conocida cuyos síntomas sólo conocemos si nos toca de cerca un familiar con este trastorno que comprende alteraciones de las relaciones sociales, alteración de la adquisición y el desarrollo del lenguaje, y presencia de conductas rituales y compulsivas.
Estas personas son incapaces de relacionarse normalmente con la gente, así es un síndrome conductual.
Según autores como Wing y Gould existen 3 patrones diferentes de relación social en estos niños: aislado (que evita la interacción de forma activa), pasivo (que soporta pasivamente la relación social, pero nunca la busca), y activo (pero extravagante, que interactúa de modo extraño o excéntrico).
Esto indica que no todos los autistas son iguales y que algunos intentan un acercamiento social aunque de una manera inadecuada. Parece que carezcan de necesidad hacia sus padres, por ejemplo no gritan llamando la atención como lo hacen los otros niños, no buscan caricias o besos… Muestran una hipersensibilidad al cambio que les hace molestarse si sufren un cambio ambiental o a la modificación de sus pautas rutinarias.
Una de las características del autismo infantil es la alteración de la conducta social que es, quizás, de las más advertidas por las personas que observamos a niños con este problema; son encerrados en sí mismos, no socializa, ignora a los demás (incluso a sus más allegados).
Otra característica es la alteración del lenguaje, se diferencia por la falta de sonrisa social, retraso en el habla que nunca llega a ser como el de un niño normal e incluso puede que no lleguen a hablar. Suelen usar la llamada inversión pronominal que es cuando el niño emplea los términos tú o él cuando quiere referirse a sí mismo. Usan ecolalia, es decir, repiten palabras o frases que hayan dicho otras personas, bien inmediatamente, o bien después de horas o incluso días.
Su uso del habla es muy limitado puesto que no lo hacen con un propósito de comunicar, sus gestos no van a la par de la comunicación verbal, carecen de contacto visual cuando hablan.
Otra de sus alteraciones es la motora. Suelen usar unos movimientos repetitivos y estereotipados como balanceos, saltos, carreras, giran la cabeza, agitan las manos o los brazos… También suelen mirar de reojo o se quedan observando algún objeto que se mueva o contenga luces.
En ocasiones hay niños autistas que realizan conductas autolesivas como arrancarse cabello, golpearse la cabeza contra algo, arañarse, etc.
Por último sufren alteraciones cognitivas, es decir sufren trastornos de atención en la percepción, en la memoria etc.
Normalmente su coeficiente intelectual está por debajo de 50 independientemente de la capacidad tan asombrosa que puedan tener para memorizar determinados datos. De hecho son mayores sus puntuaciones en tareas que sean manipulativas o de memoria automática.
Además, estos niños responden de una manera inadecuada a los estímulos sensoriales, por ejemplo ante un ruido intenso no respondería, cosa que si hacemos los demás y, en cambio, ante un pequeño sonido responderían de manera desmesurada.
Lo importante a tener en cuenta cuando percibimos que nuestro hijo no se desarrolla con normalidad es acudir a algún especialista que diagnostique adecuadamente su patología y, en caso de saber que padece autismo, lo primordial en estos casos es no cambiar mucho sus rutinas; ellos siguen unas pautas que si se trastocan mucho les perjudican a él y a los que conviven con ellos.
El autismo se suele hacer evidente en los 30 primeros meses de vida y puede observarse en nuestros hijos porque es un trastorno generalizado de su desarrollo y que lo incapacita psicológicamente y en su conducta. Se observarán conforme crece sus anomalías en el lenguaje y la comunicación, de sus relaciones sociales que se suman a comportamientos anormales.
Se desconocen las causas por las cuales una persona padece autismo, se cree que es debido a un componente genético y cromosómico, o de un problema psicológico aunque estas teorías se complementan y no son descartables entre si ninguna.
Afortunadamente se dispone de centros de autistas que nos ayudan a entender esta enfermedad, nos enseñan a comportarnos con nuestros familiares y llevar las conductas adecuadamente, y esto favorece nuestro trato con ellos, y lo que hay que evitar a toda costa dentro de sus pautas a seguir. | |
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