|
Sin hogar ni lugar
|
por David Yagüe
|
|
A Fred Vargas se la podría considerar, junto a Dominique Mannotti, una de las reinas del crimen en Francia. Si Mannotti es más negra en alma y estilo; Vargas cuida el humor y el ingenio y nos premia con obras como esta SIN HOGAR NI LUGAR que ahora nos ocupa. Una historia bien escrita y compuesta que no renuncia, pese a hablar de horrendos crímenes, del humor.
Ya la premisa tiene su gracia. Cuatro personajes sumamente inteligentes y cultivados (casi tanto como peculiares todos ellos) esconden a un chico casi retrasado al que busca la policía por dos macabros asesinatos de dos chicas. Todo apunta a su culpabilidad y sus escasas luces y su poco don de gentes tampoco ayudan a creer lo contrario. Por deber ante una amiga común estos personajes intentaran indagar, sin pertenecer a la policía, en los crímenes y descubrir si, efectivamente, el chico es un asesino o un pobre idiota que ha sido utilizado como cabeza de turco.
Poco más se puede decir sin eliminar las sorpresas que SIN HOGAR NI LUGAR depara a los lectores. Un ejemplo maravilloso de cómo Europa también sabe hacer buenas historias de asesinos en serie a su estilo, sin recurrir al sudor y los fuegos de artificio que tanto suelen gustar al otro lado del Atlántico. No se la pierdan.
|
|