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| La Plata de Britania
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| por David Yagüe
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Antes de que LA PLATA DE BRITANIA fuera editado (por primera vez en 1989) ya había algunos excelentes ejemplos de cómo la novela histórica y la policíaca podían conjuntarse de maravilla. El más famoso, probablemente, fue la fascinante EL NOMBRE DE LA ROSA de Eco, donde un fraile al más puro estilo de Sherlock Holmes intentaba resolver unos asesinatos en una abadía medieval. Pero lo rompedor de esta LA PLATA DE BRITANIA y de la serie de novelas que le seguirían, es la mezcla, sin fisuras y con excelentes resultados, de la novela negra americana (ese hardboiled de Chandler o Hammett) con la más trabajada y realista descripción de la Roma Imperial.
Con tan genial idea, la escritora británica Lindsey Davis creó al inimitable detective privado Marco Didio Falco, definido muchas veces como un Philip Marlowe en la Roma Imperial. Y así es, con un estilo propio del género negro y una detallada ambientación histórica, Falco ha protagonizado ya quince novelas aparecidas en castellano, con altos y bajos, pero sin defraudar nunca a sus seguidores.
En ésta, su primera, asistimos como un pobre ex legionario se gana la vida en el foro romano como investigador privado, bajo el mandato del emperador Vespasiano. Esta aventura inicial no sólo presenta al mejor Falco sino también a los principales personajes de la saga: su amada Helena Justina, hija de un senador, su amigo de la Guardia, Petronio, y la curiosa familia del investigador.
Las historias de Falco, a través del humor y la intriga, se extiende a todos los ámbitos del Imperio Romano: desde las lejanas y exóticas provincias hasta la capital del Imperio, desde los más bajos fondos hasta el propio emperador. Una mezcla perfecta entre historia y género negro. Género que habitualmente tiene una importante carga de crítica social y Davis no lo olvida. No deja de sorprender lo similares que puede resultar el mundo romano con el mundo occidental contemporáneo, con sus luces y sombras.
Si recurren a los servicios de Marco Didio Falco, les advierto que tendrán un nuevo inquilino en su panteón de héroes literarios y que se verán abocados a devorar todas sus espléndidas y divertidas novelas. |
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