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El Buen Hijo
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por Francisco J. Vázquez
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La vida de Mark Evans sufre un drástico cambio cuando, por una enfermedad, su madre, a la que adora, muere en la cama de un hospital. El mundo se le desmorona, se le cae a los pies. Pero aún el sufrimiento no ha acabado para él. Su padre, hombre de negocios, debe proseguir su vida y ha de dejarlo en casa de sus tíos, en otra ciudad, mientras atiende un importante asunto. Parece ser que lo peor sólo será ya eso, pero no imagina Mark lo que aún le deparará el destino.
Al irse a vivir a casa de sus tíos Mark se encontrará con sus primos, Henry y Connei, con los que no tarda en hacer muy buenas migas. Pero Mark descubrirá, antes de lo que piensa y muy a su pesar, que Henry no es como aparenta y que su sentido del riesgo y el peligro es altamente atípico y sospechoso. Y Mark formará parte importante de ese riesgo, le guste o no.
Suele decirse como tópico típico que la maldad tiene muchos rostros. Pero en pocas ocasiones puede afirmarse tan rotundamente que el rostro de un niño pueda identificarse con semejante calificativo. Eso ocurre en este libro, un thriller psicológico como pocos pueden imaginar. De los que ponen los pelos de punta cuando uno se adentra en sus entrañas.
La novelización que hace Todd Strasser de esta película de Joseph Ruben es impresionante. Quizá mucho más sugerente que el propio film, ya que imbuye al lector en el mundo interno de los personajes. Éste descubre sus miedos, emociones y deseos, y con ello es partícipe y parte integral de la historia.
Puede decirse sin temor que "El Buen Hijo" hará las delicias de los apasionados al género, y sin duda se leerá del tirón de manera ávida. Nada que envidiar a la película y mucho que ganar si se opta por la versión escrita.
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